10 trucos para incorporar una nueva rutina sin mucho esfuerzo
7 Ene 2024

10 trucos para incorporar una nueva rutina sin mucho esfuerzo

Estudiar más, leer más, hacer deporte, comer sano, salir más, salir menos, dormir ocho horas… ¿Cuántas veces hemos fracasado al intentar incorporar una rutina en nuestro día a día? con estos consejos lo conseguiremos. 

 rutina

Lo mismo cada vez

Es inevitable, terminamos un año y hacemos repaso de lo que queremos mejorar para el próximo. Y dan igual las veces que quememos papelitos, pongamos una vela a los santos o demos vueltas en sentido contario a las agujas del reloj: si no seguimos un método para incorporar las rutinas que queramos a nuestro día a día, ninguna magia va a conseguir que este año, por fin, vayamos al gimnasio o estudiemos más.

Si no costase trabajo, no tendríamos que obligarnos

Cualquier logro en la vida requiere de un proceso. Estudiamos para sacar nuestro título universitario, obtenemos el eTítulo para tener un buen trabajo, hacemos deporte para cuidarnos y sentirnos bien, comemos adecuadamente para estar sanos… No se trata de chascar los dedos y listo, lo que queremos conseguir casi siempre requiere de constancia y dedicación que, en algunos casos, es de por vida.

Amar el mientras tanto

Por eso, aunque no hay que perder de vista nuestros objetivos, es importante darle valor al proceso y celebrarlo. Así evitaremos la frustración y el abandono. Ese «proceso» no es otro que incorporar rutinas, lo que pasa es que dicho así suena menos apetecible. Si queremos de verdad hacer cambios en nosotros mismos, esto es lo que toca: aprender a incorporar y a amar nuestras rutinas. No es tan difícil, veamos 10 trucos para conseguirlo.

1. Establecer metas realistas y graduales

Si tenemos alto el colesterol, es absurdo pensar que por pasarnos una semana comiendo ensalada se nos vaya a quitar. Se trata de comer bien cada día con excepciones y no comer mal siempre, salvo excepciones.

Y como eso, con todo lo demás. Si nos marcamos pequeños logros, como comer bien siete días seguidos, y lo celebramos, es más sencillo que queramos seguir comiendo bien otros siete más (ojo, la celebración no tiene por qué ser pollo frito y tarta, también podemos ir a un sitio que nos guste, darnos un capricho, ver a nuestro amigos, etc.).

Al plantearnos metas alcanzables, avanzamos de manera progresiva y tenemos una sensación de logro constante que nos ayuda a no abandonar.

2. Crear hábitos anclados en una rutina actual

Al vincular nuevas rutinas con hábitos ya existentes, aprovechamos la estructura mental que ya tenemos establecida. La técnica de apilar hábitos funciona. Por ejemplo, como ya nos cepillamos los dientes todas las noches, será mucho más sencillo que podamos incluir en ese momento la rutina de lavarnos también la cara y echarnos después una crema que si nos proponemos hacerlo a media tarde.

Crear un horario de nuevas rutinas —como dormir a ciertas horas, estudiar o hacer ejercicio— que se ajuste a nuestro estilo de vida y no modifique en exceso el horario anterior, hará que cuerpo y mente se adapten mejor a estos patrones predecibles. El cerebro quiere trabajar poco y no le gustan los cambios. Tengámoslo en cuenta.

3. Empecemos poco a poco

Relacionado con el primer punto, pero diferente está este: hay que empezar con acciones pequeñas y específicas e ir poco a poco aumentando la dificultad. Si queremos ejercitarnos, comenzamos con 10 minutos al día. Con el tiempo, podemos aumentar la duración y la dificultad de la rutina.

Cuando acabamos de fijarnos un objetivo, estamos motivadísimos y queremos, ya mismo, ser capaces de hacer proezas y ver los resultados cuanto antes. Cualquier entrenador, psicólogo o persona con dos dedos de frente nos diría lo mismo: hacer demasiado al principio supone abandonar más rápido. Para incorporar una rutina hay que ir de menos a más.

4. Involucrar a un compinche de rutina

Compartir nuevas rutinas con amigos o familiares no solo hace que sea más divertido, sino que también proporciona apoyo mutuo y rendición de cuentas.

Un poco de competitividad y otro poco de compañerismo nos va a mantener más motivados y la presión social dificultará el abandono.

5. Encontrar placer en lo que hacemos

Es importante que nos esforcemos en disfrutar de las rutinas. Puede sonar imposible ¿no? Si nos gustase, lo habríamos hecho antes. La verdad es que para disfrutar de algunas cosas hay que esforzarse un poco al principio y buscar el lado bueno, pero es posible conseguirlo con facilidad.

Nuestro cerebro, además de ser un poco vago, busca el placer (incluso cuando nos perjudica) así que vamos a dárselo para que cualquier nueva rutina pueda convertirse en un hábito arraigado.

Es necesario que busquemos la forma de hacer que nuestras actividades sean más placenteras, ya sea fomentando nuestra curiosidad durante el estudio para encontrarle el interés y la aplicación o eligiendo ejercicios que realmente nos diviertan.

Por mucho que queramos tener un cuerpo definido, si hacer pesas nos parece aburridísimo, probemos con deportes como la escalada o la calistenia.

6. Utilizar recordatorios

Como queremos hacer algo que antes no hacíamos, puede pasar que haya días en que se nos olvide. Hasta que la rutina esté interiorizada, colocar recordatorios visuales en lugares clave o poner alarmas en el teléfono nos va a ayudar a no olvidarlo ni sin querer ni a propósito (que también pasa). Recordemos que las alarmas se pueden apagar, pero las notas, no.

Los recordatorios pueden ser una nota en la nevera para recordarnos que queremos comer saludablemente, en el espejo del baño para acordarnos de la crema antiacné o en la mesa para que no se nos olvide que tenemos que estudiar de cinco a ocho.

La repetición y las señales visuales refuerzan la memoria y la necesidad de cumplir con la rutina.

7. Crear un Ambiente favorable a la rutina

Diseña nuestro entorno para respaldar las rutinas nos va a ayudar. Esto podría ser tener un espacio de estudio tranquilo y adecuado o tener las zapatillas deportivas listas para el ejercicio. Un ambiente que respalda nuestros objetivos facilita que sigamos las rutinas.

8. Ser flexible

La vida cambia, y las rutinas deben adaptarse. Además, la rigidez excesiva puede llevarnos a la desmotivación. Aceptemos que habrá días difíciles y que podemos adaptar las rutinas según sea necesario.

Pero no tomemos esto como una norma sino como una excepción, porque si queremos convertir una actividad en rutina, vamos a tener que esforzarnos hasta que la hagamos sin tener que pensar en que tenemos que hacerla. Cuando sea algo automático y normal en nuestra vida, lo habremos conseguido.

9. Refuerzo positivo y emocional

Lo decíamos al principio. Celebrar los pequeños logros es vital para que todo esto funcione. Tenemos que recompensarnos por el esfuerzo para no perder la motivación.

Además, debemos recordarnos por qué esa rutina es importante para nosotros. Ya sea por salud, desarrollo personal o logro de metas, comprender la importancia emocional fortalecerá nuestro compromiso.

10. Persistencia, paciencia y control de daños

La formación de hábitos lleva tiempo, pero, si se hace bien, no es tan duro como parece. Con un poco de paciencia y persistencia vamos a ver pronto resultados.

Antes de empezar a incorporar cualquier rutina, una cosa que debemos tener en cuenta es que se puede fallar. Y no solo se puede, sino que hay que asumir que pasará y que no es grave. La culpa no nos va a hacer ningún bien, así que si tropezamos un día, retomamos la rutina al siguiente y tan contentos por haber seguido. ¡A celebrarlo!

 

 

 

 

Trucos para abordar esos malditos exámenes tipo test
28 Dic 2023

Trucos para abordar esos malditos exámenes tipo test

Aunque a primera vista puedan parecer sencillos, los exámenes tipo test suelen ser muy traicioneros tanto a la hora de prepararlos, como al hacerlos.

exámenes tipo test

¿Cómo nos preparamos para un examen tipo test?

Los exámenes tipo test tienen su propio sistema y, por desgracia o por fortuna nos vamos a encontrar con ellos varias veces hasta que nos saquemos nuestro eTítulo universitario. Muchas técnicas de estudio que resultan extremadamente útiles y que nos ayudan a aprender las materias y mantener los conocimientos a largo plazo no nos sirven para estos exámenes.

Los test suelen englobar mucho contenido y no siempre va a hacer falta saber relacionar y comprender conceptos, sino más bien organizarlos. Además, vamos a necesitar usar más la memoria que en la preparación de otros exámenes.

1. Comprender el formato

Lo primero que necesitamos es familiarizarnos con la estructura de los exámenes tipo test.

Hay que entender que estos exámenes requieren respuestas específicas y, a menudo, se centran en la memorización de hechos y conceptos clave. La memoria visual va a ser una gran aliada para prepararlos.

Nada de hacer resúmenes o dibujos. Las técnicas de estudio que necesitamos tienen que facilitarnos que podamos memorizar las palabras exactas que salen en el temario y en el orden correcto.

Algunas de las mejores técnicas de estudio para los exámenes tipo test son la lectura comprensiva, hacer un buen subrayado, el método anky, fichas de estudio, método Leitner, el estudio en grupo, las reglas mnemotécnicas y sobre todo…

2. Practicar con exámenes tipo test de años anteriores

Sin duda la táctica más efectiva para preparar los exámenes tipo test es practicar con exámenes de años anteriores.

Usar otros exámenes para estudiar nos ayudará a entender el estilo de las preguntas y a gestionar mejor el tiempo durante la prueba real, pero también nos hará ganar confianza y adaptarnos al formato del examen.

3. Identificar patrones y temas clave en los exámenes tipo test

Al revisar preguntas antiguas, no solo debemos fijarnos en qué respuesta es la correcta, sino también resultará muy útil que identifiquemos patrones y temas que tienden a repetirse.

Esto nos va a permitir priorizar ciertos temas durante la preparación e identificar las trampas que estos exámenes suelen incluir en la redacción de las preguntas.

4. Planificación del tiempo

Durante la preparación es muy importante que tengamos en cuenta el tiempo, ya que en los exámenes tipo test cobra una especial relevancia. Cuando practiquemos con otros exámenes, es esencial que nos cronometremos y que desarrollemos un sistema para que responder de la forma más eficiente.

Nuestra recomendación es que contestemos primero a todas las preguntas que nos sepamos sin dudar y luego nos vayamos deteniendo en las que nos causan una mayor dificultad.

Desarrollar un plan de tiempo nos ayudará a evitar que nos quedemos atrapados en una pregunta.

Estrategias durante los exámenes tipo test

Ahora, veamos cómo se abordan los exámenes tipo test una vez que nos encontramos cara a cara con uno.

1.  Las instrucciones están para seguirlas

Debemos prestar atención a las instrucciones y tenerlas en cuenta cuando estemos haciendo el examen. A veces, conocer ciertos detalles puede marcar la diferencia. Detalles como si hay penalización por respuestas incorrectas, si incluye más de una respuesta verdadera, si tendremos preguntas de verdadero o falso, si va a haber cuestiones en las que se invierta el orden y tengamos que señalar la respuesta falsa o si va a entrar un payaso terrorífico y nos va a golpear con un ramo de flores de plástico mientras tratamos de concentrarnos. La información es poder, así que hay que prestar atención.

2. Leer cuidadosamente

Dan igual los nervios y las prisas. La lectura automática no es una buena idea en los exámenes tipo test. Hay que entender cada pregunta antes de seleccionar una respuesta y hay que entenderla de verdad y teniendo en cuenta que la redacción suele ser engañosa porque son preguntas hechas para pillarnos.

También, hay que analizar cómo es el enunciado de las preguntas porque nos va a dar pistas importantísimas sobre términos clave que debemos identificar para hallar la respuesta correcta.

3. Cuando ataca la indecisión

Si estamos indecisos entre varias respuestas, lo primero es eliminar las opciones obviamente incorrectas. Si podemos taparlas para no verlas, mejor. Tras esto, podemos aplicar algunos trucos para intentar dar con la buena:

Pensemos en que, por regla general, si las respuestas son amplias y están bien redactadas, suelen ser correctas.

Las respuestas falsas suelen tener afirmaciones categóricas e incluir palabras como «nunca» o «siempre». En cambio, las correctas son más amplias e incluyen más variables.

Si dos de las opciones son contradictorias o solo se diferencian entre sí por una palabra, la respuesta correcta suele ser alguna de esas dos.

4. El vicio de contestar

Si ya nos hemos quitado todas las que nos sabemos y hemos respondido a las que nos generaban dudas, nos queda enfrentarnos a las que no tenemos ni idea. Los exámenes tipo test tienen un efecto quiniela muy peligroso, porque, si contestamos a las que no nos sabemos a boleo y acertamos, podemos sacar una notaza. O un estrepitoso suspenso. Si los fallos restan (que es lo más normal), el contestar a las que no sabemos por si suena la flauta puede hacer que punto a punto, perdamos todo el trabajo de las que sí nos sabíamos.

Tendremos que hacer nuestras cuentas y elegir sabiamente. Hay que recordar que estamos en un examen, no en un casino.

5. Revisión Final

Siempre que sea posible y nos haya quedado tiempo, es bueno hacer una revisión final para confirmar que hemos entendido bien y hemos respondido lo que queríamos, pero también para comprobar que no hemos cometido errores tontos como habernos saltado preguntas o no haber entendido lo que nos pedía el enunciado.

 

 

 

Cómo aprovechar la memoria visual como técnica de estudio
21 Dic 2023

Cómo aprovechar la memoria visual como técnica de estudio

La memoria visual es una gran aliada cuando tenemos que estudiar porque es muy efectiva para retener y permite que el estudio sea más entretenido.

memoria visual

Entre las técnicas de estudio, hay estrategias específicas que pueden ayudarnos potenciar esta capacidad. Una de las más efectivas es la asociación de conocimientos con imágenes o dibujos.

¿Cuándo emplear una técnica de estudio basada en la memoria visual?

No todas las asignaturas ni todas las personas responden de la misma manera todas las técnicas de estudio de las que hablamos en eTítulo y, por eso, es importante ir haciendo variaciones hasta que encontremos las que mejor se adapten a nuestras capacidades.

Está claro que tampoco podremos ponernos a dibujar en todas las asignaturas y, por lo tanto, en las que no lo permitan deberemos usar técnicas de estudio distintas como lectura comprensiva, autotests, reglas mnemotécnicas, etc.

Si contamos con una buena memoria visual, la posibilidad de usar los dibujos para estudiar puede ser particularmente útil en asignaturas como Historia, Geografía, Arte, Literatura o Ciencias, entre otras.

Estudiar con dibujos no solo nos ofrece una manera efectiva de aprender, sino también una experiencia más amena y agradable de estudiar. Hay que tener en cuenta que se trata de aprender asociando los conocimientos a imágenes. Y, que, como decíamos, las imágenes son el idioma del cerebro, por lo que, con representaciones gráficas, seremos capaces de retener conceptos mucho más rápido de lo normal.

Cómo aplicar la técnica de estudio de dibujo rápido

La imagen es el lenguaje del cerebro, por eso cuando recordamos algo o cuando lo imaginamos no vemos palabras, sino imágenes.

La esencia de esta técnica reside en comunicarnos con nuestro cerebro en su propio idioma y no es necesario que seamos artistas consumados (ni aficionados); la clave está en crear dibujos esquemáticos y rápidos que actúen como representaciones visuales de los conceptos que necesitamos aprender.

Podemos crear el storyboard de un tema en particular, utilizando pequeñas viñetas para contar sucesos o un dibujo más extenso para representar un lugar o una situación que debamos memorizar como un solo «retrato» de todo lo que necesitamos aprender.

Lo importante es que tras haber usado esta técnica de estudio que activa nuestra memoria visual, seamos capaces de recuperar de un vistazo todo lo que necesitábamos aprender.

Veamos algunos ejemplos:

Geografía, Geología…: Para aprender, por ejemplo, sobre la formación de las cadenas montañosas, podemos crear una historieta que ilustre las distintas orogénesis paso a paso. Si necesitamos memorizar un mapa, podemos realizar un solo dibujo que contenga todos los elementos clave.

Historia, Antropología, Arqueología, etc.: Las asignaturas ideales para crear un storyboard o un cómic que cuente los acontecimientos más importantes que debemos aprender.

Biología, Anatomía, Medicina…: dibujos sobre partes de la célula, partes de las plantas, familias de animales, el cuerpo humano, etc.

Consejos prácticos para crear dibujos que potencien nuestra memoria visual

Simplicidad y Rapidez: No nos debemos preocupar por la perfección artística. No se trata de que crear algo artístico, sino de contarle a nuestro cerebro una información que queremos que retenga. La simplicidad y rapidez son fundamentales para no perder tiempo.

Seleccionar adecuadamente el tema: Tampoco hay que hacer dibujos de todo el temario, sino solamente de aquellas partes en las una escena visual nos va a ayudar a sintetizar la información y a retenerla.

Uso del color: Usar distintos colores y asociar algunos de ellos a determinados temas es muy bueno porque ayuda a enriquecer los dibujos y facilita la memorización.

Consideraciones sobre el Tiempo

En esto del dibujo, cada persona necesita un tiempo. Lo que está claro es que no es de las típicas técnicas de estudio que son útiles para el día antes del examen. Esta técnica requiere tiempo para ser efectiva, pero si nos planificamos adecuadamente, descubriremos que aprender se vuelve más entretenido y efectivo que simplemente leer y repetir.

Es verdad que vamos a memorizar mucho más rápido gracias a la memoria visual y el pensamiento visual, pero se tarda más en dibujar que en hacer un esquema. Por eso, debemos poner atención al tiempo del que disponemos.

Lo más recomendable es que no usemos los dibujos cuando estamos preparando un examen, sino que vayamos haciéndolos cuando pasamos nuestros apuntes a limpio, a lo largo del curso y que luego, cuando haya que ponerse con los exámenes, usemos los dibujos ya hechos para memorizar mejor gracias a nuestra memoria visual.

Oposiciones y salud mental: Qué nos daña y cómo controlarlo
17 Dic 2023

Oposiciones y salud mental: Qué nos daña y cómo controlarlo

Prepararse para unas oposiciones es duro y entraña ciertos riesgos para la salud mental que no se deben subestimar. Reconocerlos y prevenirlos es clave para tener éxito en los exámenes.

oposiciones

Prevención, esa preciosa palabra

El proceso de preparar unas oposiciones no solo es un desafío intelectual, sino que también ejerce una gran presión sobre nuestra salud mental. Evidentemente, si el esfuerzo y dedicación que suponen no valiese la pena, nadie las haría. Tenemos claro que la salida laboral que ofrecen es una meta suficientemente buena como para ponerse a ello y sacrificar ciertas cosas, pero no lo es si, en el proceso, dañamos nuestra salud mental.

La buena noticia es que, si ponemos las medidas adecuadas para prevenir los «efectos indeseados» de preparar unas oposiciones, vamos a poder evitarlos o atenuarlos y nuestra estabilidad emocional no se verá afectada.

Pero para poder entender qué debemos hacer, antes hay que saber qué es lo que nos daña. Veamos algunos de los citados «efectos indeseados» de preparar unas oposiciones:

1. El Peso de la incertidumbre

Además de que la naturaleza extremadamente competitiva de las oposiciones supone una carga constante de incertidumbre en forma de dudas sobre nuestra propia valía. El hecho de no saber nunca si todo el esfuerzo se traducirá en un éxito, puede ser realmente angustioso, lo que va a generarnos estrés y ansiedad constantes que mermarán nuestra salud mental a lo largo del proceso.

2. Una rutina solitaria

El aislamiento que necesitamos para preparar las oposiciones, aunque sea autoimpuesto en muchos casos, se convierte en una traba para nuestro bienestar emocional. La intensa rutina de estudio reduce nuestras interacciones sociales y nos lleva a un estado de soledad que puede afectarnos negativamente si no estamos acostumbrados.

3. Presión social e impacto en las relaciones personales

Sumado al aislamiento anterior, está el hecho de que nuestros allegados demandan más de nosotros de lo que podemos darles. Es normal, están acostumbrados a nuestra presencia y nos echan de menos, pero no se dan cuenta de el daño que pueden hacernos. Hay decenas de frases hechas que vamos a oír por parte de nuestro entorno durante todo el proceso: Quédate un rato más, ya estudiarás mañana, también tienes que descansar, seguro que ya te lo sabes, un día es un día

Obviamente, lo hacen con buena intención, pero para los opositores supone tener que resistirnos constantemente a las tentaciones, sentir la presión social y la culpa por tener que negarnos, la culpa también si no nos negamos, el miedo a que acaben por no contar con nosotros si decimos que no a menudo…

El foco intenso en los estudios puede distanciarnos de amigos, familiares y parejas y generar, tensiones adicionales que contribuyen al deterioro de nuestra salud mental.

 4. Expectativas desmesuradas

La percepción de las expectativas sociales y la autoexigencia crean un caldo de cultivo para la presión. La sensación de tener que cumplir con estándares poco realistas puede desencadenar ansiedad y estrés.

5. Agotamiento continuo

El agotamiento no es solo físico sino también mental. La fatiga derivada de largas horas de estudio puede manifestarse en síntomas como falta de concentración, irritabilidad y apatía; señales claras de que la salud mental está en juego.

6. Impacto en la autoestima

Los reveses inevitables durante la preparación pueden impactar significativamente en la autoestima. Eso por no hablar de la posibilidad más que probable de no sacar una plaza a la primera. Cada tropiezo puede sentirse como un golpe a la confianza en uno mismo.

7. Falta de gratificación inmediata

La preparación de oposiciones es un proceso de larga duración sin recompensas inmediatas. La ausencia de gratificación instantánea puede afectar la motivación y generar sentimientos de desánimo y desgaste emocional.

8. Sobrecarga de información

La cantidad abrumadora de información que se debe absorber puede generar una sobrecarga cognitiva. Esto no solo agota los recursos mentales, sino que también puede contribuir a experimentar ansiedad y sensación de estar abrumados y sobrepasados.

9. El tiempo como enemigo

La presión sobre tiempo puede convertirse en un enemigo constante. La sensación de no tener suficiente tiempo para cubrir todos los temas puede generar un estrés adicional que afecta directamente la salud mental.

Cómo cuidar nuestra salud mental durante la preparación de oposiciones: estrategias cruciales

Ahora que conocemos al monstruo, veamos cómo matarlo. Preparar unas oposiciones no tiene por qué ser un camino hacia la locura y el aislamiento social. Con una buena planificación y conociendo todo lo que puede dañarnos, podremos prepararnos para el examen sin dañar nuestra salud mental en el camino.

1. Aprender técnicas de manejo del estrés

Aprendamos y practiquemos técnicas de manejo del estrés como una asignatura más. Desde la meditación hasta técnicas de respiración, estas estrategias serán tremendamente valiosas para mantener la calma y preservar nuestra salud mental.

2. Establecer metas realistas

Cuando preparamos unas oposiciones (sobre todo al principio) a menudo caemos en la trampa de establecer metas poco realistas. Es fundamental definir objetivos alcanzables y evitar así la presión innecesaria y las decepciones catastróficas.

3. Crear rutinas saludables

Una rutina equilibrada es clave. Incorporar tiempo para el estudio, descanso, ejercicio, buena alimentación y actividades recreativas crea un equilibrio que contribuye a una mejor salud mental. Si no podemos presentarnos en la próxima convocatoria, será para la siguiente, pero no debemos darnos un atracón de estudio. Nuestra salud mental depende de que tengamos tiempo para todo y enfrentar una oposición es una maratón, no una carrera de velocidad.

4. Cuidar nuestras redes de Apoyo

La soledad es perjudicial por lo que necesitamos redes de apoyo sólidas. Hay que cuidar las que ya tenemos y aprender a explicar con asertividad cuáles son nuestras necesidades en estos momentos.

También resulta muy gratificante compartir experiencias con otros opositores porque se crea un sentido de comunidad que mitiga el aislamiento. Es crucial encontrar un equilibrio entre el estudio y la conexión con otros aspirantes con los que compartir experiencias y estrategias.

5. Descanso sin Remordimientos

El descanso es fundamental. Aceptemos que tomarnos tiempo libre no es un lujo, sino una necesidad. Dejemos la culpa para otras cuestiones; el descanso no es una opción si queremos mantener la salud mental a largo plazo.

6. Fomentar una mentalidad positiva

Cultivemos una mentalidad positiva. Enfrentar los desafíos con optimismo no solo alivia el estrés, sino que también fortalece nuestra salud mental.

7. Buscar ayuda profesional

No subestimemos el poder del apoyo profesional. Buscar la ayuda de un psicólogo o consejero puede ser una estrategia efectiva para manejar la carga emocional asociada con la preparación de oposiciones.

8. Variar los métodos de estudio

La monotonía puede aumentar el estrés. Diversifiquemos nuestros métodos de estudio para mantener las cosas frescas y evitar la fatiga mental. En el blog y redes sociales de eTítulo tendremos contenidos que nos ayudarán a encontrar la fórmula para eliminar la monotonía del estudio.

9. Pequeñas celebraciones

Celebremos nuestros logros, grandes y pequeños. Reconocer y celebrar los hitos durante la preparación refuerza nuestra motivación y evita que el desgaste emocional que produce la falta de gratificación a corto plazo.

10. Flexibilidad ante los desafíos

Finalmente, seamos flexibles. La adaptabilidad a los desafíos inesperados es clave para mantener la salud mental. Aceptar que no todo saldrá según lo planeado nos permite enfrentar los obstáculos con mayor tranquilidad.

 

MIR, EIR y FIR: Cómo aprovechar las vacaciones de Navidad
10 Dic 2023

MIR, EIR y FIR: Cómo aprovechar las vacaciones de Navidad

Los exámenes del MIR, EIR y FIR casi han llegado, pero la Navidad y su capacidad para arrasarlo todo queda en medio ¿Cómo sacarle partido sin aislarnos?

MIR

¿Nos toca renunciar a la Navidad?

El periodo navideño, con sus festividades y encuentros familiares, está a la vuelta de la esquina y los exámenes del MIR, EIR y FIR, también. A finales de enero tendremos a todos los futuros profesionales de Medicina, Enfermería y Farmacia enfrentándose al que, muy probablemente, será el examen más difícil de sus vidas.

Dada la importancia de la prueba, quizá lo lógico sea pensar que las navidades se repiten anualmente, que ya vendrán otras y que lo ideal es quedarse en la biblioteca y pasar de todas las reuniones sociales típicas de estas fechas, pero en el equilibrio siempre está la clave y en eTítulo estamos para ayudar.

Para enfrentarnos a una prueba de tal envergadura, vamos a necesitar descansar, desconectar y el apoyo de nuestros seres queridos, así que no hay por qué renunciar a la Navidad, solo hay que usarla en nuestro favor.

Veamos estrategias para sacarle todo el provecho al descanso navideño y, al mismo tiempo, preparar los exámenes del MIR, EIR y FIR con las mejores técnicas de estudio.

¿Parar o no parar?

No podemos engañarnos; aunque tengamos unas ganas locas de tomarnos unas buenas vacaciones, este descanso navideño para preparar el MIR no es ese tipo de descanso.

Cuando queda tan poco para el examen, no podemos permitirnos un parón completo, pero, si hemos hecho bien nuestro trabajo a lo largo del año, estas vacaciones nos van a servir para descansar, tomar fuerzas, rebajar el estrés y centrarnos. No se trata de parar, sino de bajar el ritmo y organizarnos de otra manera más eficaz y saludable.

La recomendación general de las academias es que nos tomemos algunos días completos de descanso, especialmente en fechas clave, que el resto de los días de vacaciones hagamos un estudio algo más light y que usemos las técnicas de estudio que nos resulten más amenas.

Obviamente, la decisión de tomarse días libres o de solo bajar el ritmo en días concretos depende de nosotros y de cómo llevemos la preparación del examen. La clave radica en respetar estos momentos de descanso de verdad para que podamos mantener la energía y la concentración en la recta final.

La importancia del apoyo familiar

El respaldo de la familia durante estas fechas tiene una gran importancia. Aunque se acerque la fecha del examen, permitirse un paréntesis mental y disfrutar de las festividades es esencial independientemente de si nos gusta la Navidad o de si tenemos creencias religiosas. El apoyo emocional y el calor familiar son elementos que contribuyen a nuestro bienestar y, con los niveles de trabajo, estrés, inseguridad, y, en definitiva, toda la angustia que suele generar una prueba tan crucial como la del MIR, contar con nuestros seres queridos es vital para afrontar la recta final con energía renovada.

Cómo concentrarse entre tanta celebración

Las distracciones durante las fiestas son comprensibles, pero necesitamos mantener una buena concentración si no queremos pifiarla en el último momento. Algunas cosas que pueden ayudarnos a mantener la concentración durante las fiestas son:

Dejar la Navidad fuera de nuestra zona de estudio: Tanto si cambiamos nuestra residencia durante las fiestas como si nos quedamos en el mismo sitio, debemos tener una cuarto de estudio libre de distracciones y con las condiciones adecuadas para rendir al máximo.

Horarios flexibles: Podemos adaptar nuestro horario de estudio a las fiestas, pero siempre que prioricemos nuestros momentos de mayor concentración. Si estudiamos mejor a ciertas horas, estas deben ser sagradas.

Descansos planificados: Los descansos son necesarios y, como vamos a tener varios días de compromisos sociales, es recomendable planificar nuestras pausas para unirnos a las reuniones familiares.

Romper con la rutina: El estudio continuo lleva a la fatiga mental. Romper la rutina implementando cambios en las técnicas de estudio (que veremos enseguida), incorporar técnicas de relajación, ejercicio y planificar descansos cortos y regulares nos va a ayudar a mantenernos concentrados y activos.

Eliminar todas las notificaciones y silenciar el móvil: Si esta es una recomendación válida para cualquier momento en el que necesitemos concentrarnos, en Navidad, cuando todo el mundo está empeñado en mandar decenas de mensajes, cuando el tío abuelo Antonio (al que jamás hemos conocido) comparte su felicitación anual tocando la zambomba y nuestra compañera de clase manda vídeos cantando de villancicos con el coro de su pueblo, el silenciar —o incluso apagar—  el teléfono se vuelve una cuestión de vida o muerte.

Evitar las comilonas y el alcohol: Nada que no sepamos ya como buenos profesionales de la salud que vamos a ser, pero hay que recordarlo porque todo en estas fiestas nos incita a ello. Si comemos sin parar, tendremos somnolencia y no nos encontraremos bien cuando estudiemos. Si bebemos alcohol… ¿A que todos hemos estudiado ya lo que le hace a nuestro cerebro? Pues eso. Queda apenas un mes y medio para el examen. Ya habrá otros momentos mejores para celebrar.

Organización y técnicas de estudio para el MIR, EIR y FIR

Aprovechar al máximo las horas de estudio es esencial. Además de la lectura comprensiva, es esencial utilizar técnicas visuales, resúmenes y realizar preguntas de práctica. La variedad en los métodos de estudio puede mejorar la retención de información y la concentración. Veamos algunas de las mejores técnicas:

Utilizar un calendario detallado

Comencemos creando un calendario que abarque todas las vacaciones y los días restantes hasta el examen y dividamos este tiempo en bloques manejables, teniendo en cuenta los eventos y compromisos familiares. Un calendario visual facilita la comprensión de nuestras responsabilidades y ayuda a evitar la procrastinación.

Definamos metas diarias y semanales realistas. Establecer objetivos tangibles nos proporciona un sentido de logro continuo y mantiene alta nuestra motivación.

Dividir las materias en secciones

A estas alturas, ya debemos saber qué llevamos mejor y qué nos cuesta más. De nada sirve repasar una y otra vez lo que ya sabemos.

Para hacer nuestro tiempo de estudio más eficaz, es bueno desglosar cada materia en secciones más pequeñas y manejables. No olvidemos incluir áreas que requieran mayor atención o aquellas en las que nos sintamos menos seguros. El método Leitner o el sistema Anki nos van a resultar extremadamente útiles para memorizar y evaluar sin error hasta qué punto nos sabemos cada tema.

Asignar días específicos para cada tema

Nada de improvisar. Cuando queda tan poco y las vacaciones pueden distraernos, hay que sentarse un rato y hacer una buena planificación de nuestros días de estudio. Hay que distribuir nuestro tiempo según la importancia y complejidad de cada área.

Debemos asignar a cada día unos objetivos y no parar hasta que los cumplamos, asegurándonos de cubrir todas las materias de manera equitativa. Así evitaremos la acumulación de temas al final.

Priorizar los temas clave

Identifiquemos los temas que históricamente han tenido más peso en los exámenes MIR, EIR y FIR. Esto es sencillo si revisamos varios exámenes de los años anteriores. Prioricemos estos temas, dedicándoles más tiempo y atención. Esto asegura que estemos bien preparados para enfrentar las áreas más críticas.

Rotación de materias

Alternar entre materias ayuda mucho a evitar la monotonía y la falta de concentración y mejorar la retención de la información.

Incorporar sesiones de revisión

No subestimemos el poder de la revisión regular (pero sin perder mucho tiempo en ella). Programemos sesiones periódicas para repasar lo aprendido. La revisión constante fortalece la retención de la información y nos proporciona una visión clara de nuestros avances.

Aprovechar recursos adicionales

Consideremos la posibilidad de utilizar recursos adicionales como tutoriales en línea, grupos de estudio o materiales complementarios. La variedad de fuentes puede enriquecer nuestra comprensión.

Simulacros de Examen

Una de las técnicas de estudio más efectivas y que mejor nos permiten autoevaluarnos es hacer simulacros de exámenes. De esta forma, además de estudiar, nos acostumbraremos a la estructura y el tiempo de los exámenes MIR EIR y FIR.

Estudiar en grupo

Estudiar en grupo es más eficaz de lo que parece y las técnicas de estudio específicas tienen mucho de juego, lo que permite aprender mientras se reduce el nivel de estrés. Compartir conocimientos con otros estudiantes puede proporcionar perspectivas valiosas y aliviar la carga emocional.

Evaluar y ajustar constantemente

Evaluemos regularmente nuestro progreso y ajustemos nuestra planificación según sea necesario. La autoevaluación nos permite identificar las áreas más débiles y reforzarlas antes del examen.

Recordemos que esta planificación no solo se trata de estudiar intensivamente, sino de hacerlo de manera inteligente y efectiva. Adaptar nuestro enfoque a las demandas específicas de los exámenes MIR, EIR y FIR nos posicionará de manera óptima para enfrentar con confianza el desafío que se avecina.

Recordemos que las vacaciones de Navidad son una oportunidad valiosa para descansar y dedicarnos en exclusiva a preparar el examen, así que usémoslas de manera efectiva y equilibrada para prepararnos de la mejor manera posible. ¡Buena suerte!