Cómo desarrollar habilidades sociales para ser más extrovertidos
19 Ene 2025

Cómo desarrollar habilidades sociales para ser más extrovertidos

Hay habilidades sociales que todos necesitamos para nuestros estudios, pero también para conocer gente y establecer relaciones de calidad.

habilidades sociales

Introvertidos vs. extrovertidos

Hay personas que caen bien a todo el mundo, que siempre saben qué decir, que se lo pasan de maravilla rodeados de gente, pero que también saben tener conversaciones de tú a tú. Personas que son capaces de hablar en público sin sudores fríos y que le resultan encantadoras hasta a los padres de sus parejas.

También hay personas a las que en el pack de inicio no les tocó nada de eso y se ven cada día inmersos en situaciones sociales que les generan más o menos ansiedad (como las que conllevan ir a la universidad, hacer amigos nuevos, presentar trabajos, hablar con profesores y todas esas pequeñas cosas que implican conseguir el eTítulo universitario).

Pero hay buenas noticias: en primer lugar, que ser introvertido no tiene nada de malo, al contrario, las personas introvertidas suelen ser más prudentes, disfrutar mucho más de la lectura, tener un mayor desarrollo del pensamiento crítico y más profundidad en sus reflexiones. Es posible que no sean el alma de la fiesta, pero pueden ser muy divertidos cuando están con las personas de su confianza. Quizá, el único problema de los introvertidos sea que, en muchas ocasiones, la sociedad exige extroversión, pero no hay problema, las habilidades sociales se pueden aprender y a eso vamos.

Empezar poco a poco: no hace falta ser extrovertidos de golpe

Si nos sentimos incómodos en grandes reuniones o al hablar en público, podemos comenzar practicando en entornos más pequeños y menos intimidantes. Por ejemplo:

  • Participar en grupos pequeños de estudio o actividades en clase.
  • Practicar primero con personas cercanas, como compañeros habituales o conocidos cuando tengamos que hablar después ante toda la clase.
  • Establecer metas pequeñas, como saludar a un compañero nuevo cada semana.

El progreso gradual nos permitirá adaptarnos al ritmo que nos resulte más cómodo.

Preparar temas de conversación

La falta de confianza en las interacciones sociales suele estar ligada al miedo a quedarse en blanco o a no tener nada interesante que decir. Las personas introvertidas tienen más dificultades a la hora de hablar de temas banales con personas que no son de su interés, lo que, en un mundo perfecto, nunca sería un hándicap.  Para evitar la ansiedad que produce el tener que hablar con los demás sobre algún tema random, podemos prepararnos con antelación:

  • Mirar noticias recientes o eventos relacionados con nuestra carrera y que no sean especialmente políticos o controvertidos.
  • Intereses en común con las personas de nuestro entorno (series, música, deportes, etc.).
  • Preguntas abiertas que animen a los demás a hablar, por ejemplo, ¿Cómo te fue en esa asignatura? o ¿Qué te parecen los nuevos profesores? Tengamos en cuenta que a la gente le encanta hablar de sí misma, así que tener una serie de preguntas de cortesía en la manga, hará que podamos desenvolvernos socialmente y que la gente se sienta bien con nosotros.

Tener ideas listas nos ayuda a sentirnos más seguros y relajados.

Practicar el lenguaje corporal 

A menudo, la comunicación no verbal es tan importante como las palabras que decimos. Aunque al principio pueda parecernos difícil, trabajar en nuestro lenguaje corporal puede transmitir más seguridad. Algunos puntos clave son:

  • Mantener una postura erguida, pero relajada.
  • Sonreír de forma natural para parecer accesibles.
  • Establecer contacto visual breve, sin forzarlo, para mostrar interés.

Incluso pequeños cambios en nuestra postura pueden marcar una gran diferencia en cómo nos perciben los demás.

Salir de la zona de confort de forma controlada

Para superar la timidez, es importante desafiarnos de vez en cuando, pero sin abrumarnos. Por ejemplo, podríamos…

  • Apuntarnos a una actividad nueva en la universidad, como talleres, clubes o eventos.
  • Ofrecernos como voluntarios en actividades grupales, como exposiciones o proyectos colaborativos.
  • Pedir ayuda o consejo a un profesor o compañero, lo que nos permite iniciar conversaciones de manera más natural.

Cada pequeño paso fuera de la zona de confort fortalece nuestra confianza.

Practicar la escucha activa

Escuchar con atención va a ser esencial para mejorar nuestras habilidades sociales. A menudo, no es necesario hablar mucho para construir buenas relaciones, sino mostrar interés genuino en los demás.

  • Prestemos atención sin interrumpir.
  • Hagamos preguntas basadas en lo que escuchamos.
  • Mostremos que entendemos y demos nuestra opinión para darnos a conocer también.

Ser buenos oyentes nos hace más accesibles y valorados en cualquier interacción.

Usar las redes sociales como apoyo

Las redes sociales pueden ser útiles para iniciar conexiones si nos cuesta hacerlo en persona. Escribir mensajes o comentarios puede resultar menos intimidante al principio. Sin embargo, también debemos evitar usarlas como sustituto total de las interacciones cara a cara, ya que estas son las que realmente desarrollan nuestras habilidades sociales.

Cómo planificar el próximo semestre con éxito
7 Ene 2025

Cómo planificar el próximo semestre con éxito

Empieza un nuevo semestre. Nuevas asignaturas y profesores. Da igual cómo nos fuera en el anterior, con una buena planificación marcaremos la diferencia.

semestre

Semestre nuevo, vida nueva

En la universidad, las etiquetas no funcionan como lo hacían en el colegio o en el instituto. El profesorado apenas nos conoce, por lo que un semestre podemos ser estudiantes espantosos y, al siguiente, los más brillantes. Lógicamente, es una oportunidad que debemos aprovechar: un camino lleno de nuevos comienzos que nos va a conducir hasta nuestro eTítulo y el soñado futuro laboral.

El inicio de un nuevo semestre es una oportunidad perfecta para reorganizarnos y establecer estrategias que nos permitan alcanzar nuestros objetivos académicos con éxito. Una buena planificación desde el comienzo nos ayudará a mantener el ritmo de estudio, evitar el estrés acumulado y aprovechar al máximo nuestro tiempo.

Establecer objetivos claros y alcanzables

Un buen punto de partida es reflexionar sobre lo que queremos lograr durante el semestre. Estos objetivos pueden abarcar tanto aspectos académicos como personales. Por ejemplo, podemos proponernos mejorar nuestra media, participar en un proyecto de investigación o avanzar con nuestro TFG o TFM.
Es fundamental que nos marquemos objetivos específicos, realistas y medibles, lo que nos permitirá evaluar nuestro progreso y mantener la motivación a lo largo del semestre.

Crear un calendario académico personalizado

Una herramienta básica para mantenernos organizados y centrados es un calendario académico. En él, anotaremos las fechas importantes, como exámenes, entregas de trabajos y actividades extracurriculares. También podemos incluir recordatorios para revisar nuestras notas de manera regular o asistir a tutorías.
Una vez tengamos el calendario general, podemos complementarlo con una agenda semanal en la que distribuyamos las tareas diarias. Así, nos aseguraremos de que el tiempo dedicado a estudiar esté bien planificado y equilibrado con otras actividades.

Organizar el material de estudio desde el principio

Tener el material de estudio ordenado desde el inicio del semestre nos ahorra tiempo y facilita el acceso a la información. Podemos crear carpetas físicas o digitales para cada asignatura y clasificarlas por temas o semanas. Además, podemos apoyarnos en herramientas digitales, como aplicaciones de notas o servicios de almacenamiento en la nube, para acceder a nuestros documentos desde cualquier lugar.

Dividir el estudio en sesiones regulares

La constancia es clave para asimilar mejor los contenidos. Es preferible estudiar de forma regular en sesiones cortas que dedicar largas jornadas a última hora. Podemos planificar bloques de estudio de 25 a 50 minutos con descansos intermedios utilizando técnicas como Pomodoro, que favorecen la concentración y evitan la fatiga mental.

Priorizar las asignaturas más complejas

Identificar las asignaturas o temas que nos resultan más difíciles nos permitirá dedicarles más tiempo desde el inicio. Establecer prioridades en nuestro plan de estudio nos ayudará a evitar que esas materias se acumulen al final del semestre y nos generen más estrés.

Utilizar herramientas de planificación y organización

Por suerte, la tecnología nos ayuda y contamos con muchas herramientas digitales que pueden facilitarnos la organización. Por ejemplo:

  • Trello o Asana: Ideales para gestionar tareas y proyectos de manera visual.
  • Google Calendar: Perfecto para crear un calendario sincronizado con recordatorios.
  • Notion: Una herramienta completa para organizar notas, tareas y proyectos.
  • Forest: Una aplicación para mantener la concentración durante el estudio.
    Estas herramientas nos permiten planificar mejor nuestras jornadas y mantener el control sobre nuestras metas.

Reservar tiempo para el descanso y el ocio

Una planificación efectiva también debe incluir tiempo para descansar y desconectar. El equilibrio entre estudio y descanso es fundamental para evitar el agotamiento. Además, dedicar tiempo a nuestras aficiones y relaciones sociales nos ayudará a mantenernos motivados y con energía durante el semestre.

Hacer un seguimiento de nuestro progreso

A lo largo del semestre, es importante evaluar si estamos cumpliendo con el plan inicial. Podemos hacer revisiones semanales o mensuales para ajustar la planificación según nuestras necesidades. Este seguimiento nos permitirá identificar a tiempo cualquier desvío y hacer los cambios necesarios para alcanzar nuestras metas.

Apoyarnos en nuestros compañeros y profesores

Las tutorías y los grupos de estudio pueden ser grandes aliados en nuestra planificación. Resolver dudas y compartir conocimientos con otros estudiantes no solo nos ayuda a comprender mejor los temas, sino que también fomenta el trabajo en equipo y la colaboración al mismo tiempo que todo el proceso se vuelve más entretenido.

Mantener la motivación

Finalmente, es fundamental recordar por qué estamos estudiando y hacia dónde queremos llegar. Visualizar nuestros objetivos a largo plazo puede ser una fuente de motivación constante. También podemos recompensarnos por alcanzar pequeños logros, lo que nos ayudará a mantenernos enfocados y comprometidos con el plan.

 

Propósitos académicos realistas para el próximo año
29 Dic 2024

Propósitos académicos realistas para el próximo año

¿Haces una lista de propósitos para inaugurar el año? Pues es importante incluir en ella nuestras metas académicas para que nos motiven a mejorar.

Con el inicio de un nuevo año, llegan las ganas de establecer propósitos que nos motiven a mejorar. Para los estudiantes universitarios, este es el momento perfecto para plantear metas académicas que nos ayuden a no perder la motivación, a tener unos objetivos claros y a crecer, tanto en lo personal como en lo profesional. Pero para que estos propósitos sean realmente útiles (traducción: para que no pasemos de ellos la semana que viene), es fundamental que sean claros, realistas y alcanzables.

Reflexionar sobre el año que dejamos atrás

Antes de definir nuestras metas, es importante detenernos a evaluar cómo fue nuestro trabajo y aprendizaje durante el último curso. ¿Qué hicimos bien? ¿En qué podemos mejorar? Tal vez nos pese esa tendencia a dejar todo para el último momento, o nos acordamos de esa asignatura que nos costó más de lo esperado, o pensamos que podríamos haber aprovechado mejor las tutorías. Identificar estos puntos nos permitirá establecer objetivos específicos que respondan a nuestras necesidades reales.

Fijar metas específicas y medibles

Un propósito genérico como «estudiar más» o «sacar mejores notas» puede ser difícil de cumplir porque no es concreto. En cambio, las metas más concretas y medibles nos ayudan a mantenernos enfocados. Por ejemplo:

  • Dedicar al menos dos horas diarias al estudio.
  • Subir la calificación de una asignatura al menos un punto en el próximo semestre.
  • Finalizar un curso online relacionado con nuestra carrera antes de junio.

Cuanto más claras sean nuestras metas, más sencillo será avanzar hacia ellas.

Establecer prioridades

No todos los propósitos pueden tener la misma relevancia. Es importante identificar cuáles son nuestras prioridades y concentrarnos en ellas. Si estamos cerca de terminar nuestra carrera, quizás el objetivo principal sea avanzar con nuestro TFG o TFM. Si estamos en los primeros años, tal vez queramos enfocarnos en mejorar nuestros hábitos de estudio o explorar nuevas áreas de interés.

Dividir los objetivos en pasos pequeños

Un propósito grande puede parecer abrumador si no lo dividimos en etapas manejables. Por ejemplo, si nuestro objetivo es aprender un nuevo idioma, podemos empezar inscribiéndonos en un curso, luego practicar con aplicaciones móviles y finalmente buscar conversaciones con hablantes nativos. Desglosar los objetivos nos ayuda a mantenernos motivados y a medir nuestro progreso.

Incorporar el aprendizaje de habilidades prácticas

Además de objetivos relacionados directamente con nuestras asignaturas, es útil plantearnos propósitos que nos ayuden a desarrollar habilidades prácticas. Por ejemplo:

  • Aprender a usar un software específico que sea útil para nuestra carrera.
  • Participar en actividades de voluntariado que enriquezcan nuestro currículum.
  • Crear un portafolio online con los proyectos que hemos realizado.

Estas metas no solo nos ayudarán en lo académico, sino que también fortalecerán nuestro perfil profesional para el futuro.

Mantener un equilibrio entre estudio y descanso

Uno de los propósitos más importantes debe ser cuidar nuestra salud mental y física. No podemos rendir al máximo si estamos agotados o estresados. Y tampoco vamos a estar bien si nos pasamos el día vagueando y luego hacemos todo a última hora. El equilibrio es la clave y, a veces, resulta muy difícil de conseguir. Por eso, es fundamental incluir el descanso y las actividades recreativas en nuestra planificación. Establecer horarios de estudio equilibrados, practicar deporte y dedicar tiempo a nuestras aficiones puede marcar una gran diferencia.

Revisar y ajustar nuestras metas

Es normal que nuestras circunstancias cambien a lo largo del semestre. Tal vez una asignatura resulte más complicada de lo que esperábamos o surja una oportunidad inesperada. Por eso, debemos ser flexibles y estar dispuestos a ajustar nuestras metas cuando sea necesario. Lo importante es mantenernos concentrados en el progreso, no en la perfección.

Usar herramientas que nos faciliten el camino

Hoy en día, tenemos a nuestra disposición muchas herramientas que pueden ayudarnos a cumplir nuestros propósitos académicos. Desde aplicaciones para gestionar el tiempo de estudio hasta plataformas que nos permiten mejorar nuestras competencias u otras como eTítulo, que facilita la validación de nuestros logros académicos para impulsar nuestra carrera profesional.

Celebrar cada pequeño logro

Finalmente, no debemos olvidar celebrar nuestros avances, por pequeños que sean. Cada paso que damos nos acerca a nuestras metas y refuerza nuestra motivación. Reconocer nuestro esfuerzo es clave para mantenernos comprometidos a lo largo del año.

Esperamos que este año que empieza, esté lleno de buenos propósitos y grandes triunfos para todos vosotros. Feliz 2025.

Cómo colocar correctamente los signos de puntuación
22 Dic 2024

Cómo colocar correctamente los signos de puntuación

Un buen uso de los signos de puntuación hará que nuestros textos se comprendan, que gusten a los lectores y que suban nuestras notas de trabajos académicos.

 signos de puntuación

Los signos de puntuación son una herramienta esencial para estructurar las ideas y transmitir el mensaje con claridad. Son fundamentales para la función estética del lenguaje escrito y lo son también para que no nos cateen un trabajo por faltas de ortografía y poder sacarnos nuestro eTítulo universitario con éxito o que podamos publicar en revistas de investigación.

Veamos un resumen práctico y con ejemplos para tener siempre a mano antes de escribir cualquier trabajo académico.

El punto

El punto se usa para:

  • Finalizar una oración:

Ejemplo: Por hoy, ya hemos terminado de estudiar.

  • Separar las ideas dentro de un párrafo:

Ejemplo: Este curso queremos aprender a organizar mejor el tiempo. Además, queremos ser más productivos.

  • Recuerda que después del punto, siempre se escribe con mayúscula (salvo en el caso de las abreviaturas).

La coma

La coma es útil para marcar pausas breves dentro de una oración y organizar las ideas:

  • Separar elementos en una enumeración:

Ejemplo: En la mochila llevo un cuaderno, bolígrafos, dos chocolatinas con cacahuetes y una botella de agua.

  • Aclarar información adicional (incisos):

Ejemplo: El profesor, que es muy majo, nos dio trucos para hacer mejor el trabajo.

  • Evitar malentendidos:

Ejemplo: Vamos a estudiar, no a quedarnos charlando como la última vez.

⚠️ Atención: Nunca se coloca coma entre el sujeto y el verbo. Esta es la que se conoce como «coma criminal» y puede suponer que nos quiten puntos en nuestros trabajos. Mucho cuidado con ella.

Ejemplo incorrecto:

Los estudiantes que entregaron el trabajo, sacarán mejores notas.

En este caso, la coma después de trabajo no debe ir, porque separa el sujeto (Los estudiantes que entregaron el trabajo) del verbo (sacarán).

Ejemplo correcto:

Los estudiantes que entregaron el trabajo sacarán mejores notas.

  • Revisa siempre la estructura de tus frases para asegurarte de que la coma no divida ideas que deben estar unidas.

El punto y coma

El punto y coma conecta ideas relacionadas entre sí o separa elementos complejos dentro de una enumeración. Para que resulte más sencillo saber cuándo usarlo, hay que imaginar que es una pausa intermedia entre el punto y la coma:

  • Para unir oraciones independientes pero relacionadas:

Ejemplo: Hoy estudiaremos hasta tarde; mañana tenemos examen.

  • En enumeraciones complejas que ya contienen comas:

Ejemplo: Los libros recomendados son: uno de lingüística, para analizar los textos; uno de historia, para contextualizar; y uno de gramática avanzada, para reforzar la técnica.

Los dos puntos

Se usan para:

  • Introducir una lista o enumeración:

Ejemplo: En mi escritorio tengo: libros, apuntes, un montón de chicles, bolígrafos y una lámpara.

  • Explicar o desarrollar una idea previa:

Ejemplo: Solo tenemos una prioridad esta semana: preparar bien los exámenes.

  • Iniciar citas textuales:

Ejemplo: Como dijo nuestra tutora: «Lo importante es la constancia, no la perfección».

Los signos de interrogación y exclamación

En español, siempre se usan los signos dobles, al inicio y al final de la oración.

  • Para preguntas directas:

Ejemplo: ¿Qué asignatura te resulta más difícil?

  • Para expresar emociones o énfasis:

Ejemplo: ¡Qué bien nos salió la presentación del TFG!

⚠️ Importante: No se utilizan en preguntas o exclamaciones indirectas:

Incorrecto: Me preguntó ¿cuándo terminaremos el proyecto?
Correcto: Me preguntó cuándo terminaremos el proyecto.

Los paréntesis

Se emplean para incluir información adicional o aclaraciones dentro de un texto:

Ejemplo: El curso terminará en junio (si no hay más cambios en el calendario académico).

Las comillas en español: cómo y cuándo utilizarlas

En español, las comillas se dividen en tres niveles jerárquicos:

    a) Comillas angulares o latinas:
Son las comillas principales en español y se utilizan para citas textuales, títulos de obras o destacar una palabra o expresión o cuando usamos metalenguaje, es decir, hablar de lenguaje.

Ejemplos:

«La lectura es una de las mejores maneras de aprender».

Sebastián dijo «esteroide» en clase al hablar de un asteroide.

    b) Comillas dobles:
Se emplean dentro de una cita ya delimitada por comillas angulares.

Ejemplo:

Elena citó a Borges de la siguiente manera: «Como decía Borges, “Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”

   c) Comillas simples:
Son de tercer nivel y se utilizan dentro de una cita delimitada por comillas dobles.

Ejemplo: En la entrevista que le hicieron, la premio Nobel de literatura comentó: «Mi profesor decía: “En ‘El Quijote’ se esconden grandes lecciones de vida”».

  • No deben dejarse espacios entre la comilla y el texto.
  • El orden jerárquico es siempre: comillas angulares (« »), luego comillas dobles (“ ”) y, finalmente, comillas simples (‘ ’).
  • Las comillas angulares son preferidas según la Real Academia Española (RAE), aunque en textos informales se suelen usar solo las comillas dobles.

La raya

Se utiliza para introducir diálogos o aclaraciones en el texto:

  • Diálogos:

—¿Qué opinas de la materia?
—Creo que es interesante, pero muy densa.

  • Incisos explicativos:

En este caso tienen la misma función que los paréntesis.

Ejemplo: El curso —que este año será presencial— comenzará en octubre.

  • No la confundamos con el guion.

El guion

Es más corto que la raya y tiene usos específicos:

  • Para separar palabras compuestas que se encuentran al mismo nivel:

Coste-beneficio, político-social.

  • Para dividir palabras al final de una línea cuando no caben completas.

Ejemplo: informa-
ción.

El uso correcto de las mayúsculas en las siglas

Cuando utilizamos siglas, es importante recordar las siguientes reglas:

  • Las siglas siempre se escriben con mayúsculas:

Ejemplo: ONU, DNA, RAE.

  • Cuando desarrollamos el significado de una sigla, este se escribe en minúsculas (excepto nombres propios):

Incorrecto: Organización De Naciones Unidas.
Correcto: Organización de Naciones Unidas.

  • No llevan puntos entre las letras:

Incorrecto: D.N.I.
Correcto: DNI.

  • Siglas lexicalizadas:
    Cuando una sigla se convierte en una palabra de uso común (como láser u ovni), se escribe en minúscula.

El signo de porcentaje y el espacio de no separación

En español, el signo de porcentaje sigue estas normas:

  • Debe colocarse con un espacio entre el número y el signo de porcentaje:

Correcto: 50 %.
Incorrecto: 50%.

  • Debe usarse un espacio de no separación si el porcentaje está al final de la línea:
    Esto garantiza que el número y el signo queden siempre juntos, evitando que el signo pase a la siguiente línea.

Cómo crear un espacio de no separación:
En procesadores de texto como Word, utilizamos el atajo Ctrl + Shift + Espacio (o su equivalente en otros programas) para evitar que el signo y el número se separen en líneas distintas.

 

Normas APA: guía para citar bien en los trabajos académicos
15 Dic 2024

Normas APA: guía para citar bien en los trabajos académicos

El quebradero de cabeza con las normas APA para los trabajos es un clásico que, salvo que nos las aprendamos de una vez, nos acompañará todo el grado.

APA

¿Por qué complicarnos tanto?

Desde que entramos en la universidad, aplicar una correcta citación en los trabajos es totalmente imprescindible, ya que si no lo hacemos, pueden suspendernos e incluso acusarnos de plagio. Para conseguir nuestro eTítulo sin percances, más nos vale guardar este post y releerlo antes de cada trabajo para no equivocarnos.

Debemos entender que la correcta citación en los trabajos académicos no solo es una obligación ética, sino también una forma de demostrar rigor y profesionalidad en la elaboración de cualquier proyecto.

Las normas APA son uno de los sistemas de citación más utilizados a nivel académico y profesional, ya que permiten organizar las referencias de forma clara y estandarizada.

¿Qué son las normas APA y por qué son importantes?

Las normas APA, desarrolladas por la American Psychological Association, son un conjunto de directrices para la elaboración y presentación de trabajos escritos. Aunque su origen está en el ámbito de las ciencias sociales y del comportamiento, hoy en día se utilizan en muchas disciplinas, desde humanidades hasta ciencias aplicadas.

Con el uso correcto de las normas APA, construimos trabajos académicos más sólidos y fiables. Mejor argumentados, más referenciables y más publicables.  Es un esfuerzo que no solo mejora nuestra presentación y valora el esfuerzo de los que llegaron antes, sino que también contribuye al avance del conocimiento colectivo.

El principal objetivo de estas normas es garantizar la transparencia y la trazabilidad de las fuentes utilizadas en un trabajo académico, lo que permite:

  1. Evitar el plagio: Al atribuir correctamente las ideas o datos tomados de otros autores.
  2. Facilitar la lectura: Un sistema estándar permite que los lectores encuentren fácilmente las referencias citadas.
  3. Demostrar rigurosidad: Un trabajo bien documentado refleja el esfuerzo por basarse en fuentes fiables.

Componentes básicos de las normas APA

El formato APA tiene unas reglas específicas que abarcan desde la estructura del trabajo hasta las referencias bibliográficas.

1. Citas dentro del texto

En las normas APA, las citas en el texto suelen incluir dos elementos básicos:

  • El apellido del autor o autores.
  • El año de publicación.

Ejemplo de cita corta:
Según García (2020), el aprendizaje activo mejora la retención de información.

Ejemplo de cita al final de una idea:
El aprendizaje activo mejora la retención de información (García, 2020).

Si se cita directamente el texto del autor, es obligatorio incluir el número de página.

Ejemplo de cita textual:
«La revisión espaciada es una técnica muy efectiva para el aprendizaje» (García, 2020, p. 45).

2. Lista de referencias

Al final del trabajo, las normas APA exigen incluir una lista completa de las referencias utilizadas. Lo que llamamos bibliografía. Cada entrada debe contener información suficiente para que el lector pueda localizar la fuente.

El formato general es:
Apellido, N.(inicial o iniciales) (Año). Título del libro o artículo. Editorial o fuente. URL (si la hay).

Ejemplo de referencia de un libro:
García, P. (2020). Técnicas avanzadas de aprendizaje. Editorial Estudio.

Ejemplo de referencia de un artículo académico:
Pérez, J., & López, M. (2019). Estrategias para el aprendizaje autónomo. Revista de Educación Superior, 12(3), 45-60.

Ejemplo de referencia de un recurso web:
Rodríguez, A. (2018). Técnicas para estudiar mejor. Recuperado de www.tecnicasestudioocualquiercosa.com

Consejos prácticos para aplicar las normas APA

  1. Utilizar un generador de citas: Herramientas como Zotero o Mendeley facilitan la creación automática de referencias en formato APA. Así no perderemos tanto tiempo ni nos olvidaremos de nada importante.
  2. Revisar siempre las fuentes: Comprobar que los datos de las referencias sean correctos y que sigan el formato indicado.
  3. Familiarizarnos con las guías oficiales: Consultar la última versión del manual de normas APA (7ª edición, actualmente).
  4. Anotar las fuentes desde el principio: Cada vez que consultamos un libro, artículo o web para nuestro trabajo, anotamos los datos necesarios para citarlos después. La bibliografía se construye mientras se hace el trabajo y no después.

Diferenciar entre citas y referencias

Es importante no confundir las citas con las referencias.

  • Citas: Son las menciones que hacemos dentro del texto, breves y concisas.
  • Referencias: Es la lista completa y detallada al final del trabajo, donde incluimos toda la información sobre las fuentes citadas, es decir, la bibliografía o webgrafía.

Ambos elementos son complementarios y forman parte del sistema APA.

La importancia de la precisión

Aplicar correctamente las normas APA es un indicador de nuestro compromiso con el rigor académico. No se trata solo de evitar sanciones por plagio, sino de demostrar que nuestras ideas se basan en un análisis profundo y fundamentado.

Además, aprender a citar y referenciar es una habilidad que será útil más allá de la universidad, en investigaciones futuras o incluso en el ámbito profesional.