Exámenes orales: molan más de lo que crees

8 Dic 2019
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Exámenes orales: molan más de lo que crees

Se acercan los exámenes… ¿Sabes si te interesa hacer alguno oral? Antes de negarte en rotundo, léenos, son los que dan las notas más altas.

examen oral

Tú eliges

Lo que antiguamente era la técnica común de los profesores para evaluar se ha convertido con el tiempo en una rareza que solo algunos valientes (y los estudiantes erasmus que tengan más dificultad con la escritura) solicitan. Y es que los exámenes escritos han ganado la batalla a los orales por muchas razones, pero los orales también tienen mucho encanto una vez que nos mentalizamos. Desde luego, antes de graduarnos y conseguir el eTítulo, deberíamos probarlo.

Alerta, vergonzosos

Los exámenes orales aterrorizan a los tímidos y a los que les cuesta muchísimo hablar en público. La oratoria es algo que habitualmente no se practica ya en las aulas y, desgraciadamente, dependemos más del desparpajo de cada uno que de una técnica aprendida y depurada, por lo que enfrentarnos a una prueba oral dependerá de la gestión que podamos hacer de nuestros nervios. El hecho de encontrarnos solos ante el profesor puede suponernos un alto nivel de estrés, más aún en aquellas pruebas que sean grabadas (cosa muy necesaria si, por ejemplo, decidimos reclamar).

¡Piensa rápido!

Otro problemilla de los exámenes orales es el tiempo que tenemos para organizar nuestras ideas: lo normal es que nos dejen 5 o 10 minutos para preparar las respuestas. No se trata de redactar, sino de hacer algún esquema rápido para poder consultar durante la exposición y que no se nos pase nada. Hay que darse prisa y no podemos quedarnos en blanco. Si una no sale, pasamos a la siguiente y ya volveremos después a ella si da tiempo. Es importante que contestemos a las preguntas sin divagar y sin dejarnos nada importante en el tintero porque, en estos casos, decirle al profesor: «Espera, que voy a pensármelo un poco», nos bajará la nota. Por eso, al preparar un examen oral, ten en cuenta cuáles son las ideas principales del temario y aprende a desarrollar a partir de ahí.  Y por encima de todo: no olvides que un examen oral se estudia oral, así que busca un compinche al que contarle el rollo.

No memorices

No queda bonito lo de memorizar como un papagayo (salvo que el examen vaya exactamente de recitar algo al pie de la letra), sino que vamos a tener que saber de lo que estamos hablando, comprenderlo y explicarlo correctamente y con un uso adecuado del lenguaje. Si somos capaces de explicar el temario con nuestras propias palabras, nos puntuará más.

¿Te distraes con facilidad?

Cuidado con la dispersión. En los exámenes orales, vamos a tener que contar mucho más sobre la pregunta que nos hagan que en el examen escrito, simplemente porque se tarda mucho más en escribir y se sabe que el tiempo por pregunta es muy limitado. En cambio, hablando vamos a necesitar cubrir unos cuantos minutos de explicación sin dispersarnos, saltar de tema o andarnos por las ramas. En cuanto empecemos a meter paja, el profesor lo notará y cambiará de pregunta, aunque no hayamos contestado todo lo que debíamos.

Mira el lado positivo

Si somos capaces de manejar lo anterior (en la preparación está la clave y cualquiera puede hacerlo), los exámenes orales también tienen unos cuantos puntos a su favor que no tendríamos que perder de vista.

Lo primero es que para presentarse voluntariamente a esta prueba hay que querer demostrar algo, y cuando queremos demostrar algo es porque nos lo hemos preparado tan bien que buscamos la excelencia. Nadie en su sano juicio se presentaría ante su profesor sin tener ni idea del temario. Así que, la razón principal de esas notas tan altas que dan en los orales (sí, el rumor es cierto) no es que el examen oral sea más fácil, sino que a él solo se presentan los más empollones. Si queremos que el profesor se quede con nuestra cara y valore nuestro trabajo, no hay mejor forma que bordando un examen oral.

Otra ventaja es que, si el profesor no es demasiado estirado, nos dará alguna pista o nos indicará, dialogando con nosotros, el camino que seguir. Incluso algunos plantean la prueba como una conversación entre profesor y alumno sobre un tema concreto. Si se nos da bien debatir o argumentar, esta es la oportunidad de oro para conseguir una matrícula de honor.

Sí, en estos exámenes también se puede reclamar la nota

Como hemos dicho antes, reclamar un examen oral es tan posible como reclamar uno escrito. El que haya una grabación o un croquis de nuestra intervención nos ayudará a demostrar que hicimos la prueba mejor de lo que refleja la nota. Los cauces para hacerlo son también los mismos que en uno escrito.

Una práctica valiosa

A lo largo de los cuatro años que dura la carrera, y aunque los exámenes escritos sean más cómodos (y no siempre), no estaría de más que alguna vez probáramos esta fórmula. Hay que pensar que, más adelante, posiblemente nos encontremos en la situación de tener que defender una tesis ante un tribunal o de hablar en público en alguna conferencia. Ir practicando con los exámenes orales nos ayudará a aprender a relajarnos y a expresarnos con corrección y fluidez.

La decisión es tuya. ¿Te atreves?

 

Escrito por  root

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