8 reglas de convivencia necesarias en un piso compartido

14 Sep 2022
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8 reglas de convivencia necesarias en un piso compartido

A la hora de compartir piso, ni llevarse bien es tan fácil ni aprender a convivir tan difícil. Con unas buenas reglas de convivencia todo irá como la seda.

 reglas de convivencia

El contrato social

No hace falta ser fan de Rousseau para saber que toda asociación entre individuos necesita de una serie de reglas de convivencia para ser pacífica y próspera. Porque, incluso si nuestros compañeros son más de Hobbes y actúan como lobos, o más de Locke y solo piensan en ellos mismos, el contrato que hagamos entre todos nos vinculará y dará garantías para una buena convivencia.

Un contrato entre compañeros se hace escuchando a todos si comenzamos a vivir en un piso nuevo al mismo tiempo. Pero si nosotros alquilamos una habitación en un piso que ya comparten otras personas, antes de firmar nada deberíamos pedir que nos especifiquen las reglas de la casa; no vaya a ser que no se ajusten a nuestras necesidades o que no tengan ninguna norma (en cuyo caso ya podemos deducir que la convivencia será un caos).

Cuando vamos a crear unas reglas de convivencia desde cero todos debemos reunirnos antes y hablar de cuáles son nuestros horarios, qué manías tenemos y cuáles no, cómo de permisivos somos con el desorden, etc.

Llegar a acuerdos facilitará que todo el mundo cumpla las reglas y, si alguno no lo hace, será también más sencillo apercibirlo con una serie de argumentos que quedaron plasmados en forma de normas durante esa reunión inicial (sí, hay que escribir las reglas para que nadie salga con un donde dije digo, digo Diego).

¿Y cuáles son las normas básicas para convivir en un piso compartido? Tomad nota:

1. Limpieza y orden de las zonas comunes

Al menos una vez a la semana la casa debe limpiarse. Cuantos más seamos en el piso más ensuciaremos y un ambiente insalubre no nos ayudará en absoluto a estar concentrados en el estudio para sacar nuestro eTítulo en el tiempo planeado.

Hay que aclarar que una cosa es el desorden y otra la suciedad, y que aunque con la primera podemos ser algo más tolerantes, nos lleva inevitablemente a la segunda porque no hay quien limpie con todo por el medio.

Si ya se ha fijado que la casa se limpiará una vez a la semana, ahora hay que hacer unos cuadrantes para que los turnos vayan rotando. De esta forma, una semana nos tocará a nosotros limpiar el salón y a la siguiente a otra persona.

Lo más justo es rotar para que nadie pringue siempre con las cosas que nadie quiere hacer.

2. Respeto del tiempo de estudio

Si nos hemos juntado para convivir durante la carrera y somos todos estudiantes, esto se tiene que decir, pero todos lo vamos a entender. Las temporadas de exámenes de cada uno, trabajos importantes y demás actividades académicas que requieran concentración no pueden convivir con visitas a la casa, borracheras en el salón, música alta, etc.

Debe primar la tranquilidad y la concentración cuando toca estudiar, coincidan las fechas o no. Ya habrá tiempo para fiestas cuando todo el mundo esté libre.

3. Pagos mensuales

No solo es el alquiler, también están los suministros, internet, los gastos comunes como el papel higiénico o el de aluminio y cualquier otra cosa que tengamos contratada.

Lo más sencillo es hacer un cálculo de los gastos totales y crear una cuenta conjunta para domiciliar desde ahí todos los pagos.

4. Desperfectos

Las cosas se rompen y, cuando la culpa es de los inquilinos, hay que hacerse cargo.

Cuando se fijan las reglas de convivencia es bueno contemplar las posibles contingencias y dejar claro que los desperfectos los pagará la persona o personas responsables en el momento en el que se produzcan, porque si alguien rompe algo y luego se va del piso sin repararlo, tendrán que asumir el gasto los que estén en la casa una vez que se liquide el contrato de alquiler, lo que no es nada justo.

5. Horarios

Algunos tienen clase a las 9 de la mañana y otros a las 9 de la noche y el poner reglas de convivencia es importante para que se pueda estar en la casa si alterar el sueño o las horas de comida a los demás.

Cada uno tiene que explicar a qué hora se duchará o a qué hora quiere comer para que todos puedan adaptar sus horarios.

Este tema suele pasarse por alto al principio de la convivencia porque somos bien pensados y creemos que con un poco de diálogo y sentido común todo saldrá bien, pero a los pocos meses ya habremos tenido roces de sobra: que si uno nos hace llegar tarde porque está tres horas en la ducha, que si otro pone la tele a todo volumen hasta las de la mañana, etc. Cuanto más claro y organizado esté todo, menos conflictos tendremos y mejor será la convivencia.

6. Comida

¿Cada uno compra su comida o se hace la compra de manera conjunta? Lo suyo es que cada compañero tenga su espacio en la nevera y en los armarios para evitar abusos, pero ¿qué pasa con la sal, el aceite, las especias, la harina…?

Crear unas reglas de convivencia iniciales sirve para que alcancemos acuerdos y no surja ningún conflicto que podría haberse evitado fácilmente.

7. Reuniones y fiestas

Cuando queramos hacer una fiesta en casa, tenemos que hablarlo con el resto de compañeros y crear también una serie de normas básicas.

Hay que hablar del volumen de la música, la hora de finalización, cómo se va a pagar la multa si algún vecino llama a la policía, si pediremos permiso en nuestra comunidad, cómo se reparten los gastos, qué hacer con los invitados que no respeten unos mínimos, etc.

8. Gestiones con los propietarios

Los propietarios no suelen ser encantadores ni tener ganas de dialogar con los cinco inquilinos del piso que alquilan y, por eso, nombrar a un representante para que sea el «negociador» resulta cómodo para todos, salvo para el representante, que tendrá un marrón encima bastante importante.

Por eso, lo justo es crear un aliciente para ese puesto. Por ejemplo, si el resto de los compañeros aporta 3 euros al mes cada uno y son cuatro personas más, el sufrido representante se llevará 12 euros al mes por su trabajo o, mejor aún 144 euros al año. Así estará más motivado y al resto no le supondrá un gasto excesivo.

Fijar unas reglas para la convivencia puede parecernos algo estricto cuando vamos a vivir entre amigos, pero si queremos que lo sigan siendo y que todo vaya bien, cuantas más cosas se hablen, mucho mejor.

Y si con el tiempo vemos que alguna de las reglas de convivencia que hemos fijado no es útil, solo tenemos que cambiarla o eliminarla. Así de sencillo.

 

 

 

 

 

Escrito por  root

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