Una herramienta importante: aprender a decir que no

22 Sep 2022
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Una herramienta importante: aprender a decir que no

Saber decir que no es tan importante que deberían enseñarnos desde que aprendemos a hablar, pero, por suerte, podemos aprenderlo nosotros cuando queramos.

Decir que no

Decir que no, disgusta

Tanto al que lo dice como al que lo recibe, el «no» es una palabra que, salvo en contadas ocasiones en las que al decirlo se nos llena la boca, causa cierto malestar.

Culturalmente decir que no está mal visto. De hecho, hasta se ve como una falta de educación en según qué contextos. Históricamente, las únicas personas que tenían derecho a decir que no eran aquellas que tenían poder. Cuanto más poder, más capacidad para negarse a lo que fuese, y a la inversa: cuanto menos poder, menos capacidad para decir que no a nada.

Si lo pensamos bien, la esclavitud es precisamente eso: que alguien nos quite la capacidad de decir que no y tengamos que cumplir con todos sus deseos.

A pesar de eso y de todo lo que ha avanzado la sociedad, nos siguen inculcando que decir que no es algo poco cordial y nos sentimos culpables por negarnos cuando, realmente, estamos en nuestro derecho a no querer hacer siempre lo que nos piden.

La trampa que nos pone nuestra mente es que decir sí nos reporta una serie de beneficios sociales importantes como, por ejemplo, encajar en un grupo, agradar a los demás, dar una imagen de cercanía, implicación y amabilidad, etc.

Por eso también nos resulta tan difícil decir que no, pero obligarnos a cumplir siempre la voluntad de los demás nos genera un gran malestar interno que nos hará acumular tensión, perjudicará nuestra autoestima y tendremos sentimientos de soledad y fracaso personal al relegar siempre nuestros propios intereses.

Decir que no hace que nos sintamos egoístas o que temamos que otros nos perciban así. Pero, en realidad, decirlo cuando sea apropiado hará que sepamos poner límites, que nos respetemos a nosotros mismos y que los demás nos perciban como personas seguras y de confianza.

Dicho esto, como a lo que nos han enseñado es a complacer y a decir a todo que sí, debemos desaprender algunas cosas para mejorar nuestra asertividad y poder decir que no sin remordimientos.

Aclaración

Antes de empezar con los consejos para aprender a decir que no es importante subrayar una serie de cosas:

  • Saber poner límites es importante, pero saber ser solidario y querer ayudar a los demás, también lo es.
  • Si solo pensamos en nosotros mismos y nuestros propios intereses, habremos puesto unos límites enormes, pero a los que nadie se querrá acercar.
  • Vivimos en sociedad y los valores prosociales son muy necesarios. Los mensajes individualistas, en cambio, están calando tanto que nos olvidamos de que nosotros y nuestras circunstancias no son el ombligo del mundo.
  • Saber decir que no es muy importante para nuestra autoestima, pero decir que sí o saber sacrificarse por los demás en determinadas situaciones también lo es.
  • Una buena salud mental y buenas relaciones familiares y sociales necesitan de ambas cosas: saber cuándo decir que no y cuándo que sí.

Dicho esto, vamos al tema: ¿cómo aprendemos a decir que no?

«Digan lo que digan… los demás»

O algo así cantaba un señor que gustaba mucho a nuestros abuelos llamado Raphael. La cuestión es que la opinión de los demás es cambiante, no demasiado importante y no tenemos tanto control sobre ella como pensamos. En realidad, salvo que sea la de una persona muy querida, lo que piense el resto nos tiene que importar bien poco.

Por lo tanto, si somos capaces de no tomarnos tan en serio lo que piense el resto, ya habremos ganado mucho. Decir que no cuando la opinión de los demás solo nos importa en su justa medida, no tendrá ese componente de culpa y nos resultará mucho más sencillo.

Usar los métodos de comunicación asertiva

  • La forma básica:

—Gracias por invitarme, pero hoy no me apetece.

  • La técnica sándwich, en la que se mete la negativa entre dos mensajes positivos o empáticos:

Siento que vayas tan apurado con el trabajo, pero yo no puedo ayudarte porque tengo que preparar el examen de la escuela de idiomas para poder graduarme y que me den el eTítulo. Quizá otro compañero pueda echarte una mano, pregunta por el grupo de estudio del WhatsApp a ver si tienes suerte.

  • Usamos la técnica del disco rayado para las personas demasiado insistentes:

Esta noche vamos a una fiesta en el piso de María.

—Yo no puedo, mañana tengo que estudiar todo el día y quiero acostarme pronto.

—No puedes faltar, ya estudiarás pasado; vente.

—Muchas gracias por invitarme, pero de verdad que tengo que estudiar todo el día y quiero acostarme pronto.

—¡Vente, no seas así!

—No, de verdad, mañana tengo que estudiar todo el día y quiero acostarme pronto, ya habrá otras fiestas, pero a esta no voy a ir.

  • Técnica del acuerdo:

—¿Te vienes al cine esta tarde?

—Hoy me apetece quedarme en casa, pero gracias por avisarme.

—Vente, por favor, que los demás van en pareja y va a ser raro.

—Lo siento, de verdad que no me apetece nada ir al cine hoy, pero si quieres vamos juntas el miércoles que viene.

  • Técnica del aplazamiento: esta técnica es muy buena cuando nos ponen en un compromiso que no queremos cumplir pero no sabemos cómo negarnos o cuando nuestros jefes o profesores nos piden que nos ocupemos de alguna responsabilidad extra. Sirve para no decir un sí inmediato y que luego nos sintamos mal:

—¿Puedes, por favor, ocuparte tú de coordinar los grupos de trabajo?

—Ahora mismo tengo muchísimo trabajo, pero deja que consulte la agenda y me organice y mañana te doy una respuesta.

Y, por supuesto, hay que darla.

Hay muchas más técnicas de comunicación asertiva que nos ayudan en nuestras relaciones interpersonales y son muy útiles para aprender a decir que no. Si al principio nos cuesta usarlas, no hay que agobiarse; afortunadamente, la vida va a darnos muchísimas oportunidades para ir perfeccionando nuestra técnica para negarnos a casi cualquier cosa.

 

 

 

Escrito por  root

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