Aprende a preparar bien un examen de desarrollo
Llevamos haciendo exámenes de desarrollo toda la vida, pero eso no significa que los preparemos realmente bien.
Alguno va a caer
Diciembre está a punto de llegar y con él los primeros exámenes. Cada docente propondrá la forma de evaluar su asignatura como considere y, entre todos los tipos de exámenes que pueden caer es posible que se nos cuele alguno de desarrollo.
Si se nos da bien escribir, puede que hasta nos gusten, pero hay que reconocer que son los que más trabajo requieren para poder prepararlos y sacar buena nota. Normalmente, son asignaturas con un temario muy extenso del que solo van a hacernos una o dos preguntas y, o bien nos lo aprendemos todo al dedillo o ponemos una vela a algún santo a ver si toca justo la pregunta que nos sabemos y no cualquier otra de las que pensamos que no iban a entrar. Además, mientras evaluar un tipo test o uno de preguntas cortas es algo más matemático, el de desarrollo tiene un algo de arbitrariedad docente que nos obliga a interpretar muy bien a nuestros profesores para determinar cómo debemos responder.
Realmente no hay nada peor que plantarse ante un examen de desarrollo con una sola pregunta y que no tengamos ni idea de qué decir mientras vemos cómo nuestros compañeros rellenan un folio tras otro.
La cuestión es que hay que dejar de confiar en la suerte o en nuestra habilidad como redactores para preparar estos exámenes y hacerlo con un buen método que nos asegure que, pregunten lo que pregunten, vamos a poder responder con soltura. El método no es tan complicado como puede parecer cuando estamos delante de esa pila infinita de folios, se trata simplemente de tener un plan. Un buen plan.
Planificación y organización realistas
Lo primero que necesitamos es organizar de forma realista el tiempo que tenemos para prepararlo sin pecar de optimistas, porque los exámenes de desarrollo necesitan más tiempo de preparación que el resto nos guste o no.
Lo segundo es organizar bien todo el temario de forma que no solo debe estar completo, sino además bien dividido en los distintos temas y teniendo en cuenta la cronología si fuera necesario. Es decir, si estamos estudiando Historia, aunque tengamos un tema sobre la Edad Media y otro sobre la Revolución Industrial, debemos estudiarlos por orden cronológico y no de forma aislada. Para esto, viene bien que en este momento previo de organización nos hagamos un buen mapa esquemático de todo el temario y lo peguemos en la pared para que podamos consultar todo de un vistazo.
La lectura comprensiva y el subrayado
Ahora que ya tenemos los temas divididos y organizados, lo siguiente es hacer la lectura comprensiva de rigor donde vayamos cogiendo todas las ideas principales y subrayando lo más importante de cada una.
Resúmenes
Una vez hecho esto, toca hacer resúmenes. Esta técnica de estudio es especialmente importante en los exámenes de desarrollo porque van a permitirnos ir practicando lo que pondremos en el examen (ya que, evidentemente, no vamos a poder escribir el tema entero) al mismo tiempo que vamos aprendiendo el contenido.
Esquemas
Una vez que están hechos los resúmenes y que, al leerlos, podamos explicar en voz alta el resto de materia que no hemos incluido en ellos, llega el momento de reducir aún más el temario haciendo esquemas. Lo esencial es que terminemos por mirar nuestro esquema de cuatro puntos y podamos desarrollar el resto del tema de cabeza sin dejarnos nada. Es justo ahí, cuando somos capaces de hacer eso con todos los temas, cuando sabemos que el examen nos va a salir de lujo. Pero aún no hemos acabado, porque estos exámenes son tan puñeteros que si flojeamos en algo nos pueden freír, así que nunca hay que relajarse.
Autoevaluación: el paso importante que siempre se olvida
Queda el último punto, el más decisivo: la autoevaluación. Cuando decíamos que para preparar estos exámenes se necesita tiempo no lo decíamos por decir porque, después de organizar, de hacer un mapa mental, una lectura comprensiva, subrayado, discriminación de ideas principales y secundarias, resúmenes y esquemas ahora toca ver en qué flojeamos para repetir el proceso con todos los puntos que no dominemos. Sí, suena aburrido y horrible, pero en realidad no es tan malo. Si nos lo montamos bien, como un reto, incluso puede ser entretenido (siempre que no odiemos la materia, claro) y el sobresaliente que nos van a poner nos confirmará que el esfuerzo ha merecido la pena.
Diseñar un examen propio de desarrollo está chupado, así que aquí no vamos a necesitar ponernos especialmente creativos porque ya sabemos que las preguntas que pueden caer son básicamente los epígrafes de los temas que hemos estudiado o, si acaso, algún punto extenso que esté dentro del tema. Por lo tanto, escribir todos los títulos de los temas y todos los puntos de cada tema (básicamente el esquema de cada tema es en esencia el examen de prueba) y ponerse a escribir.
Es importante que conozcamos cuántas preguntas van a entrar en el examen y con cuánto tiempo contamos para hacerlo, porque lo ideal es que sigamos el mismo procedimiento: si entran dos preguntas y tenemos hora y media, empecemos por el principio del temario y programemos la alarma.
Luego solo tenemos que contrastar nuestras respuestas con lo que pone en los apuntes y repasar aquello que nos hayamos dejado. Este proceso es algo lento, pero es muy importante que se haga escribiendo a mano porque, como ya sabemos, la escritura manual está conectada con nuestra memoria y es la manera más segura de conseguir que el examen nos salga bien y que, más adelante, consigamos nuestro eTítulo sin problemas.
¡Mucho ánimo!