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Cómo hacer bien los esquemas

Cómo hacer bien los esquemas

Hacer esquemas es una técnica de estudio muy útil y que se usa muchísimo, pero ¿estás seguro de que la estás usando bien? Vamos a ver cómo sacar el mejor partido a los esquemas.

El primer paso siempre es leer

Pero, como ya hemos dicho en otras ocasiones, no se trata de leer sin más, sino que hay que hacer una lectura comprensiva en la diferenciemos bien las ideas principales y secundarias del texto y podamos subrayar los puntos clave. Recordemos que subrayar no se trata de cambiar el color de nuestros apuntes al amarillo fosforito hasta que duelan los ojos al mirarlos, sino que debe ser útil y claro para distinguir ideas y puntos importantes.

¿Qué es exactamente un esquema y para qué sirve?

Consiste en representar un tema de forma reducida y que, de un solo vistazo, podamos distinguir las ideas principales y secundarias. Puede ser con llaves, flechas o como se quiera, pero lo que es esencial es que tengamos toda la información importante en poco espacio y que sintetice de forma práctica todo el contenido para tener una visión general de todo.

Los esquemas ayudan a organizar las ideas para que estas también estén bien organizadas en nuestra cabeza a la hora de recordar y no nos liemos ni nos vayamos por las ramas en los exámenes. Ayudan a aclararse con el temario y también a dividir temas muy extensos en secciones breves para memorizar más fácilmente. De hecho, no hace falta que se esquematice todo lo que se estudia, pero sí podemos hacerlo con las partes que más nos cueste recordar, como las fechas o los distintos puntos sobre una misma cosa.

El esquema perfecto

Como ya hemos dicho, el primer paso del esquema es realizar una lectura comprensiva en la que detectaremos las ideas principales y las subrayaremos. Después, tenemos que organizar toda esa información jerárquicamente usando palabras llave que nos sirvan para ampliar la información. Para ayudarnos a recordar es mejor que usemos nuestras propias palabras y forma de explicarlo que copiarlo directamente.

A continuación, hay que crear reclamos visuales como llaves, círculos, flechas, asteriscos o lo que queramos y usar diferentes colores. El cerebro piensa y recuerda a través de las imágenes y, para facilitarnos la tarea, es muy bueno que hagamos más visuales nuestros esquemas.

Repasar es reducir

Los esquemas se convierten en una valiosa técnica de estudio si, partiendo de un resumen del temario que hayamos hecho nosotros mismos, hacemos un primer esquema amplio que luego vamos poco a poco reduciendo hasta dejarlo en pocos conceptos simplificados de los que podamos tirar para recordar el resto.

De esta manera, los esquemas se convierten en aliados imprescindibles para repasar antes de los exámenes.

¿Cómo saber si lo hemos hecho bien?

Es importante que no sea largo y que nos facilite el estudio. Los esquemas no son la única herramienta que debemos usar, sino que son un apoyo más, porque si solo estudiamos con esquemas nos quedaremos cortos. Hay, por tanto, que compaginarlos con otras técnicas de estudio para sacar su máximo beneficio.

Si lo estamos haciendo bien, solo con ver nuestros esquemas recordaremos el resto del tema, es decir, la parte de desarrollo que no está representada en ellos de forma extensa. Así, además de ser muy útiles para los repasos, también lo serán para cuando tenemos que presentar un trabajo hablando en público o para autoevaluar nuestros conocimientos sobre un tema.

No tiene por qué salir a la primera

Es importante estudiar con tiempo y no dejarlo todo para el último momento si queremos llevar bien la carrera y conseguir nuestro eTítulo. Cuando disponemos de tiempo, estudiar no solo es menos estresante, sino que, además, nos permite probar otras técnicas o perfeccionar las que usamos normalmente.

Los esquemas, como todo, tienen sus trucos y lo normal es que las primeras veces que los hacemos, cuando aún no conocemos bien el temario, nos salgan demasiado extensos o nos falten datos importantes. Por eso, el tiempo es esencial para que podamos hacer nuevos esquemas sobre los que ya hemos hecho o cambiemos colores para resaltar especialmente lo que más nos cuesta aprender.
Y si queremos que sean realmente útiles, dejemos de lado las pantallas; siempre es mejor que los hagamos a mano.