Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecer nuestros servicios y recoger datos estadísticos. Continuar navegando implica su aceptación. Más información sobre la Política de Cookies

Aceptar

No te pierdas nuestro Blog


Técnicas de estudio: memorizar con dibujos

Técnicas de estudio: memorizar con dibujos

Si contamos con una memoria visual aceptable y nos gusta dibujar, esta técnica de estudio puede resultarnos verdaderamente útil y entretenida.

¿Cuándo podemos usar esta técnica?

Estudiar los cuatro años de carrera hasta conseguir nuestro eTítulo y mantener siempre una buena motivación para estudiar puede ser complicado si siempre hacemos lo mismo, por eso, usar nuevas técnicas de estudio que nos faciliten la tarea e introduzcan novedades en nuestra rutina resulta de lo más positivo. No tengamos miedo a probar cosas nuevas, sobre todo si son tan útiles para la memoria como dibujar.

No todas las técnicas de estudio son igual de efectivas para todas las personas ni para todas las asignaturas, el truco consiste en encontrar las más adecuadas para que el tiempo que podemos dedicar a estudiar sea lo más eficiente posible.
Está claro que no todas las asignaturas permiten dibujar y, por lo tanto, deberemos usar técnicas de estudio distintas para cada una como mapas mentales, autotests, reglas mnemotécnicas, etc. pero para las que sí lo permitan (Historia, Geografía, Arte, Literatura, Ciencias, Dibujo, etc.) esta técnica nos resultará muy útil y nos dará la oportunidad de estudiar de forma más amena.
Además, podemos aprovecharla especialmente cuando estudiamos procesos (por ejemplo, una guerra, una revolución científica, una metamorfosis biológica) o lugares complejos (un mapa político, una estructura anatómica, una célula). Funciona muy bien también cuando hay mucha información conectada entre sí que conviene tener en una misma imagen, como árboles genealógicos históricos, líneas temporales o clasificaciones. Cuanto más visual sea la materia, más partido le sacaremos a esta técnica.

Cómo usarla

No es difícil y no hace falta que se nos dé bien; solo hay que usar nuestra imaginación.

Se trata de aprender asociando los conocimientos a imágenes. La imagen es el lenguaje que mejor procesa el cerebro, por eso, cuando recordamos algo o cuando lo imaginamos no vemos palabras, sino imágenes. Se trata de hablarle al cerebro en el idioma que mejor entiende, por lo que puede que, aunque dibujar nos lleve más tiempo que escribir, seamos capaces de retener conceptos mucho más rápido de lo normal.

Para que esta técnica de estudio sea efectiva, necesitamos ser capaces de plasmar en dibujos lo que tenemos que aprender, pero no se trata de hacer que cada folio se parezca a un cuadro de Leonardo da Vinci, sino de hacer dibujos esquemáticos y rápidos que no nos hagan perder el tiempo.
Debemos plantearlo como si tuviéramos que hacer el storyboard de una película, pequeñas viñetas que nos vayan contando unos sucesos o un gran dibujo que represente un lugar o una situación, o como un solo retrato de todo lo que necesitamos aprender. Dependiendo de qué estemos estudiando veremos qué nos interesa más: si, por ejemplo, tenemos que aprendernos la formación de las cadenas montañosas, eso sí lo podemos hacer tipo historieta con las distintas orogénesis y lo mismo ocurre con Historia o Biología, pero si lo que necesitamos es que memorizar un mapa, la anatomía humana o algo de Dibujo Técnico, entonces mejor un solo dibujo que contenga todo.
Lo importante es que, tras haber usado cualquiera de las dos formas, seamos capaces de recuperar de un vistazo todo lo que necesitábamos aprender.

Un truco que ayuda mucho es incluir etiquetas breves en los dibujos. No hablamos de escribir párrafos, sino pequeñas palabras clave junto a cada elemento: fechas, nombres, conceptos, funciones. Eso convierte el dibujo en un mapa mental detallado. También podemos usar colores con intención: por ejemplo, un color para causas, otro para consecuencias, otro para palabras técnicas que nos cuesta recordar. Esta codificación visual nos permitirá ver mentalmente el esquema completo durante el examen.
Otra recomendación es rehacer el dibujo de memoria al cabo de unas horas o al día siguiente. Si conseguimos reconstruirlo sin mirar los apuntes, es señal de que estamos fijando bien la información. Y si hay huecos que no recordamos, esos huecos nos señalan qué parte debemos repasar. Es una forma de autoevaluación muy rápida y eficaz.

Tiempo estimado

Obviamente, hay que contar con una buena planificación si no queremos meter la pata en el examen. 

En esto del dibujo, cada persona necesita un tiempo. Lo que está claro es que no es de las típicas técnicas de estudio que sirven para el día antes del examen. Si no tenemos tiempo, mejor que no nos dé por experimentar, pero si nos planificamos bien, esta manera de aprender no solo nos resultará mucho más entretenida que leer y repetir como posesos, sino que, seguramente, nos sorprenderá lo mucho que somos capaces de retener con el simple proceso de dibujar.
Lo ideal es incorporar esta técnica desde el principio del tema, no al final. Si al iniciar cada bloque preparamos un esquema visual básico y lo vamos completando después con detalles, nuestro propio dibujo se convierte en un resumen vivo del contenido. Así evitamos el atracón de última hora y llegamos al examen con una imagen mental muy sólida.
También conviene guardar esos dibujos, porque funcionan como repaso acelerado antes de un examen final o una recuperación. En lugar de releer decenas de páginas, basta con mirar unas cuantas láminas bien pensadas para refrescarlo todo. Con el tiempo, sin darnos cuenta, habremos creado una biblioteca visual de nuestra carrera.