Como adquirir un hábito de lectura en tres pasos

¿Aún no has desarrollado un hábito de lectura? ¿Te gustaría tenerlo? Pues tenemos una buena y una mala noticia para ti:
La buena noticia es que desarrollar un hábito de lectura es facilísimo y tremendamente gratificante. La mala es que cuando le cojas el gusto a leer, te vas a arrepentir mucho de haber perdido tantos años sin hacerlo.
Hoy mismo es el mejor día
Ha llegado el verano y las clases se han terminado. De pronto, las horas del día son todas para ti y sería una lástima que se te pasaran haciendo scroll cuando puedes estar disfrutando del aire libre y leyendo libros maravillosos.
En realidad, da lo mismo si lees este post en verano o en cualquier otra estación. Empezar a leer es una urgencia. Algo maravilloso que te estás perdiendo y que no debes seguir sin hacer. Puede que el hábito de leer sea la única cosa que solo aporte beneficios; puro placer y disfrute sin consecuencias negativas; ¡de locos!
El primer paso es la elección
No te conformes con cualquier cosa o leas lo que se supone que se debe leer (si no tenemos hábito de lectura, es mejor no empezar por La Odisea). Es importante que elijas algo apropiado para ti en muchos sentidos:
- Si no lees prácticamente nunca o te limitas a leer lo que se comparte en las RRSS, empieza por algo sencillo y breve. Busca una novela de fantasía o de aventuras. Si te va el terror, el suspense o el género policíaco también tendrás muchas novelas divertidísimas para elegir. Busca algo que trate sobre un tema que sepas que te va a gustar pensando en las películas que más te divierten.
- Como ya apuntábamos antes, no empieces nunca por clásicos o ensayos porque esos requieren algo más de aguante. Los best sellers son para todos los públicos y casi todos los niveles, así que son un buen sitio por el que empezar.
- No te compres una novela gigantesca. Cuando un lector habitual se enfrenta a una novela de 2500 páginas de un autor que le gusta, se emociona. Pero si no tienes hábito de lectura, un libro del tamaño (y peso) de un ladrillo puede desanimarte. Busca cosas algo más ligeras.
- Las sagas pueden ser grandes aliadas para desarrollar un hábito de lectura. Si ves una novela de tu gusto que además tiene cuatro o cinco secuelas, no lo pienses: de aquí a que te termines la historia ya serás un lector empedernido. La saga Blackwater de Michael McDowell es un ejemplo de todo esto: novelas cortas, sencillas, que enganchan y en serie.
El segundo paso es encontrar el momento
«No leo porque no tengo tiempo» es una excusa que nos contamos todos para sentirnos mejor. Si realmente no tienes tiempo, ¿cómo es que te has visto las 8 temporadas de Juego de Tronos y las 10 de Friends varias veces? ¿Has mirado en tus redes cuánto tiempo pasas al día viendo publicaciones? No decimos que tengas que dejar de hacer una cosa que te gusta, sino que cuando uno quiere hacer algo, encuentra tiempo para hacerlo.
Acostúmbrate a leer antes de dormir, en el transporte público, en esa hora que queda libre entre dos planes, en la biblioteca, en un parque, en la playa...
La verdad es que, para las personas que aún no tienen hábito puede ser complicado concentrarse en la lectura, así que los lugares públicos pueden representar (salvo que estés en soledad y tranquilo) una cierta dificultad: vas en el bus y un niño chilla mientras corre por el pasillo, su padre le grita a él desde el asiento delantero, el que se sienta a tu lado apesta a chorizo y al fondo, un chaval que desconoce el invento de los auriculares decide amenizar el viaje de todos con una música horrible que sale de su teléfono. Te sientas en la biblioteca y hay 50 estudiantes más de aquí para allá preparando exámenes, aporreando las teclas de los ordenadores como si trataran de sonsacarles algo y se levantan cada cinco minutos arrastrando las sillas. Decides ir a un parque y…, ¡llegó el verano! O te asas o cae una tormenta tropical o el viento lee más rápido que tú y trata de pasar las páginas a su bola.
No te preocupes, si no tienes la capacidad de concentración de un faquir, unos tapones para los oídos serán tu mejor aliado. Lo importante es que encuentres un lugar en el que estés cómodo y que lo hagas cada día o, al menos, 5 días a la semana.
En realidad, una vez que empieces y si la novela te gusta, lo difícil será parar.
El tercer paso es ritualizar la lectura
Tienes tu libro, tu lugar predilecto y un periodo de tiempo por delante. Ahora es el momento de convertir esta actividad en un ritual. ¿Por qué? Porque leer nos hace sentir bien, nos ayuda a evadirnos de los problemas y a controlar el estrés, es bueno para nuestro cerebro, para sacar con éxito nuestro eTítulo, aumenta nuestra concentración, hace que creemos nuevas sinapsis neuronales, potencia nuestra imaginación, nuestra empatía y nuestra creatividad, aumenta nuestro vocabulario y nuestra cultura, nos enseña a redactar mejor, previene el deterioro cognitivo… y un sinfín más de ventajas sin ningún inconveniente, así que cuanto antes tengamos un hábito de lectura, mejor para nosotros.
El ser humano es un animal de costumbres y rituales. Si nos acostumbramos a hacer algo de una manera, es posible que sigamos haciéndolo así el resto de nuestra vida, por lo que solo tienes que esforzarte un poco al principio y verás como luego no puedes vivir sin ello.
Asocia tu momento de leer a cosas placenteras. Prepárate un té o un café, ponte algo cómodo, apaga el teléfono o quítale el sonido y disponte a disfrutar. Si le coges el gusto, después en vez de preparar todo como si fueses a tener una cita romántica con tu libro, lo tratarás como a un amante apasionado con el que estarás dispuesto a un «aquí te pillo aquí te mato» en cuanto tengas dos minutos libres, pero como en toda relación, cuidar los comienzos es importante.