Qué hacer al suspender un examen

Qué hacer al suspender un examen

Eso de pegarse un batacazo tremendo con las notas del primer semestre universitario es más común de lo que parece. Acostumbrados a ser estudiantes modelo en el colegio y en el instituto, nos encontramos de pronto con aprobados por los pelos y algún suspenso. ¿Qué hacemos?

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Adaptarse o morir

No es igual estar en una clase con 30 que en una con 150, el trato de los profesores no siempre es personal (de hecho normalmente ni les suenan nuestras caras aunque traten de disimularlo), el temario es muy extenso y el ambiente en clase es diferente. Pero no hay que desesperar, a pesar de lo que pueda parecernos en un primer momento, suspender alguna (digan lo que digan nuestros padres y diga lo que diga nuestra conciencia), tampoco es para tanto. Ya la sacaremos en septiembre. No hay por qué fustigarse ni cortarse las venas, lo que hay que hacer es adaptarse al ritmo universitario y pillarle el tranquillo. Un semestre “regulero” no va a acabar con nuestra carrera, pero si no hacemos algo para mejorar, o si no somos capaces de gestionar nuestra frustración, entonces van a ser unos años durísimos.

Dramón de 24 horas

Vale, hemos suspendido un examen. Durante un día, si es que de verdad lo necesitamos, podemos llorar, gritar o repetirnos sin parar eso de “tendría que haber hecho más”, “qué vergüenza”, “qué va a pensar ahora mi familia”, “si hubiera empezado antes”, “igual no valgo para esto”, etc., etc., etc. Un día. No más. Insistir se considera ensañamiento autodestructivo y solo nos perjudica. Pasadas esas 24 horas de estupidez supina y de llevarnos el dorso de la mano a la frente mientras entonamos el mea culpa, vamos a ser un poco realistas: suspender un examen es una tontería. No nos va a afectar en nada. En unos meses, incluso se nos habrá olvidado. Nuestro expediente no va a acabar destrozado por eso, nuestros profesores (que ni siquiera nos conocen) no van a etiquetarnos como fracasados absolutos y nuestros padres…. bueno, ellos harán lo que tengan que hacer que es su trabajo, pero por mucho que aparenten mosquearse, seguro que, en el fondo, saben que esto del primer suspenso tiene una importancia igual a cero.  Así que, ¡hala!, a apechugar y a diseñar una buena estrategia de estudio que nos ayude en el semestre que viene.

Sin encariñarnos con la piedra

Bien, hemos tropezado, ahora toca ponernos prácticos y evitar que suspender se convierta en una costumbre.

Para poder aprender de nuestros errores, tenemos que preguntarnos: ¿qué ha fallado?

Si la respuesta es que hemos estudiado poco, ya sabemos cuál será la solución; si es que no nos organizamos correctamente, tendremos que imponernos unos horarios más adecuados; si existen problemas personales, habrá que buscarles una solución o tratar de dejarlos de lado cuando nos pongamos a estudiar; si no sabemos tomar unos buenos apuntes, hacer esquemas o subrayar bien, solo hay que aprender; si estamos enamorados, desenamorados o cualquier cosa así que nos dificulte la concentración, usemos técnicas que nos ayuden a conectar; si el problema es que no tenemos un buen lugar donde instalarnos para que las horas de estudio nos rindan, vayamos a la biblioteca; si nos ponemos muy nerviosos, aprendamos a controlar el estrés; si el profesor ha sido injusto, reclamemos; y si es un poco todo junto, pues juntemos soluciones y cambiemos nuestras rutinas.

De verdad, no es para tanto.

Semestre nuevo, vida nueva

Si algo bueno tiene la facultad, es que podemos hacer borrón y cuenta nueva cada vez. Tenemos profesores nuevos (todos o casi todos) y asignaturas distintas cada seis meses. En el colegio o en el instituto, una vez que un profesor te colgaba una etiqueta (listo, estudioso, vago, pellero, respondón, brillante), ya no te la quitabas, para bien o para mal, hasta la congelación total del infierno. Pero la universidad elimina estas etiquetas y nos da un nuevo comienzo cada vez, ¿no es fantástico?

Ahora solo necesitamos aprender a adaptarnos y saber que si cometemos un error, solo hay que reinventarse un poco y a correr. Un examen es solo eso. Y vamos a tener tantos que nos van a salir por las orejas, así que… ¡a ponerse las pilas y a preparar el siguiente! ¡Suerte!

16 thoughts on “Qué hacer al suspender un examen

    1. Jessica avomo

      Muchas Gracias! Estoy un poco animada, estoy en mi primer año y me pasa justo lo que estás explicando casi estoy suspendiendo todos los exámenes.

    1. Mario

      En que curso estabas en ese momento.yo ahora en primero de eso.hoy u suspendí geofrafia y historia con un 4 y no se que decirle a mi madre 🙂

      1. Emma

        Tranquilo y respira que todo seguro que te va a salir bien aparte tú le dices a tu madre que pa que te va a servir eso en la vida pero piensa en lo que quieres ser porque como la cagues uffff yo por ejemplo le dije a mi madre que pa que me servían las mates en la vida y es verdad pera que si yo no quiero ir a Francia que ya fui SUERTE!!!

        1. Emma

          Uff perdón me equivoque no eran mates era francés y aparte yo ahora también estoy en primero de la eso y estoy en el colegio Luther King la laguna el Tenerife

      2. Athenea

        No te preocupes yo voy a tercero y se lo puedes contar, por que el cambio de la escuela a la eso, se nota.
        Además seguro que tu madre suspendió alguna vez, tu díselo arrepentido y prometele que vas ha esforzarte más.
        Y otra cosa el amor de una madre es el más grande, seguro que lo entiende y si no, pues dile que mucha gente a suspendido(si es cierto) y que el examen era difícil. Y que a la siguiente aprobaras seguro <3

  1. jorge

    Hola Haber para los que estén preocupados por un suspenso es normal osea mi madre suspendió algun que otro examen en la eso de pequeña pero lo mejor es decírselo con calma a tu madre/padre y seguro dirán que tendrás que recuperar pero es normal suspender .

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