7 lecciones que aprendemos al tener que repetir un examen

29 Ene 2023
Nuestro blog
0 Comment
7 lecciones que aprendemos al tener que repetir un examen

Si tenemos que repetir un examen porque lo hemos suspendido a la primera, no hay que mortificarse. Aquí van 7 lecciones que nos va a gustar aprender.

 

 repetir un examen

El error: ese gran maestro

Incluso las personas más estudiosas se ven a veces en la situación de tener que repetir un examen. Mientras estudiamos para sacarnos nuestro eTítulo universitario o un máster, por muy estudiosos que seamos, todos vamos a tener la suerte de suspender algún examen o, incluso, una asignatura completa.

Y sí, cometer errores es una suerte porque, si somos mínimamente inteligentes, vamos a aprender muchísimo de la experiencia y será un punto de inflexión en el que empezar un proceso muy constructivo de crecimiento personal.

1. Planificación y organización

Lo primero que aprendemos al tener que repetir un examen es a saber calcular el tiempo que necesitamos para preparar bien una asignatura. Las hay sencillas y otras que son dificilísimas; unas que se nos dan muy bien y otras que parecen estar explicadas en un idioma alienígena.

Sea como sea, nos hace aprender a calcular muy bien los tiempos necesarios para las próximas ocasiones. Y relacionada con esta, vamos con la segunda lección.

2. No estudiar a última hora

Aunque la asignatura se nos dé de maravilla, aunque seamos unos dioses en esa materia, estudiar a última hora es una mala idea porque no habremos asentado bien los conocimientos en tan poco tiempo de estudio y porque el estrés por no haber estudiado nos puede jugar una mala pasada y dejarnos con la mente en blanco en el peor momento.

3. Usar las técnicas de estudio apropiadas para cada materia

Otra cosa muy útil que se aprende cuando nos toca repetir un examen es a usar las técnicas de estudio con cabeza. No sirve con aprenderse una y utilizarla en cada asignatura; para que realmente sean útiles, hay que elegir la que más conviene a cada materia.

Por ejemplo, si hay que memorizar, podemos emplear reglas mnemotécnicas. Cuando haya que abarcar una gran cantidad de temario, podemos usar fichas de estudio, los mapas mentales, los esquemas… Si el examen es tipo test, podemos recurrir la lectura comprensiva, crear nuestros propios cuestionarios, y así sucesivamente hasta que sepamos las técnicas que harán que nuestro tiempo de estudio sea realmente eficaz en cada circunstancia.

4. No estamos solos en el mundo

Una buena lección que podemos aprender de repetir un examen es que podemos pedir ayuda.

La palabra «compañera/o» es preciosa. La RAE la define en su primera acepción como:

Persona que se acompaña con otra para algún fin.

La cuarta acepción es aún mejor:

 Persona que tiene o corre una misma suerte o fortuna con otra.

Dicho esto, no hace falta ahondar más; los compañeros pueden y deben ayudarse. Nosotros debemos y podemos dar y pedir ayuda.

5. Combatir el estrés

A veces, lo de repetir un examen no es por no haber estudiado. En ocasiones es porque los nervios nos han vencido.

Cuando el nivel de estrés resulta insoportable, pensar y recordar se vuelve imposible. Por eso, la lección que debemos aprender es a no subestimar lo que el estrés puede causarnos y que nos esforcemos por encontrar y aprender las técnicas de relajación adecuadas para nosotros.

No debemos olvidar que la salud mental va antes que cualquier examen.

6. Aprender de los errores…, literalmente

Sí, caerse y volverse a levantar y todas esas cosas que ya sabemos, pero, además, es que tener que repetir un examen nos brinda la oportunidad de saber exactamente en qué hemos fallado, qué partes del temario llevábamos más flojas y qué tenemos que volvernos a estudiar con más atención.

Obviamente, esto no nos habría pasado si hubiésemos usado la técnica Leitner para estudiar, pero ya que estamos aquí, aprendamos del error y afrontemos de nuevo el temario sabiendo en qué hemos fallado, qué tipo de preguntas nos han hecho los docentes y cómo quieren que las contestemos.

7. Conócete mejor a ti mismo 

Cuando todo nos sale bien, es fácil ser críticos con los demás y buscar conjeturas acerca de cómo se deben hacer las cosas.

Cuando el error es nuestro, ¡qué maravilla! Nada nos pone mejor en nuestro sitio que habernos metido en el lodo.

Equivocarnos nos permite autoevaluarnos con mayor objetividad (también a los demás con una mayor empatía). Nos ayuda a tolerar la frustración; una lección de vida que necesitamos cuanto antes. Nos permite mejorar nuestra resiliencia y adaptarnos mejor a cualquier circunstancia.

Nos enseña perseverancia y que merece la pena esforzarse por nuestros objetivos. Nos da la oportunidad de entender este bache como un desafío que nos ayudará a crecer.

Además, la experiencia nos va a demostrar que suspender un examen no es el fin del mundo y que no es bueno ser demasiado exigentes con nosotros mismos.

Repetir un examen tiene todo esto de bueno y alguna cosa más. También se pasa mal, se pierde tiempo y, según el tipo de examen, incluso dinero. Que nos pase alguna vez es educativo, que nos pase muchas significa que no hemos aprendido nada, así que no lo tomemos por costumbre.

 

 

 

 

Escrito por  root

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *