Cuando los padres quieren elegir nuestra carrera

29 Jun 2022
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Cuando los padres quieren elegir nuestra carrera

A veces nuestros padres tienen mucho que decir acerca del grado que escogemos y no siempre nos ponemos todos de acuerdo. ¿Qué hacemos?

padres

Ya no somos niños

De hecho, probablemente seamos mayores de edad o estemos a punto de serlo: ¿por qué nuestros padres creen que pueden elegir por nosotros la carrera que tenemos que hacer y el eTítulo universitario que debemos tener? ¿Hasta qué punto pueden controlar nuestro futuro?

Siendo realistas, su capacidad de controlarnos es directamente proporcional a la dependencia económica que tengamos de ellos. Esto es así y hay que asumirlo, pero, ya que somos mayores, vamos a intentar analizar lo que está pasando con cierta madurez y a buscar soluciones.

Mis padres quieren hundirme

No. Vamos a pensar con calma. Por muy enfadados que estemos, debemos ser racionales (sobre todo si queremos salirnos con la nuestra). No hay nadie en el mundo que desee mantener económicamente a su hijo durante cuatro años para ver cómo estudia algo que le hace tremendamente infeliz y disfrutar con su dolor.

Aunque ahora mismo veamos todo muy negro, sabemos que nuestros padres siempre quieren lo mejor para nosotros, por lo que si están eligiendo los estudios que debemos hacer sin tener en cuenta lo que nosotros queremos, será porque piensan que es la mejor opción y que más adelante se lo agradeceremos.

Un tiempo para pensar

Lo primero que deberíamos hacer es considerar su opinión. Una vez descartada la intrínseca maldad de nuestros padres, solo nos queda asumir una serie de cuestiones:

  1. Nuestros padres nos conocen mejor de lo que pensamos.
  2. Tienen más años de experiencia que nosotros.
  3. Sus consejos merecen ser escuchados y tenidos en cuenta.
  4. Igualmente, nuestro futuro nos pertenece.

Una vez asumido esto, lo ideal es que nos tomemos un tiempo para meditar nuestras decisiones. ¿Por qué nuestros padres quieren que estudiemos ese grado y no el que nosotros queremos? ¿Son sus argumentos erróneos? ¿Hasta qué punto nos disgusta el grado que ellos han escogido y hasta qué punto nos gusta el que hemos escogido nosotros? ¿Podríamos hacer un doble grado?

Ahora que hemos encontrado las respuestas a estas preguntas, hay que prepararse para negociar con nuestros padres, pero de forma asertiva y calmada. Los gritos y portazos no se consideran diálogo constructivo en ninguna parte del mundo.

¿Y qué hacemos para negociar con ellos?

Lo primero es presentarnos con las ideas claras, pero con humildad. Si nuestra decisión es firme acerca de lo que queremos estudiar y no vamos a aceptar su propuesta, entonces habrá que exponer nuestras razones de forma que mostremos que nuestra opción ha sido meditada, sus ideas consideradas y que tenemos unos argumentos mejores que los de «es que todos mis amigos van a estudiar eso».

Lo primero que podríamos decir es algo como esto: «He estado pensando mucho en lo que me habéis aconsejado estudiar y he llegado a una serie de conclusiones que me gustaría que escuchaseis».

Una vez que tengamos su atención, podemos usar la técnica sándwich para que la noticia no se reciba con demasiada hostilidad.

Empezaríamos elogiando su idea: «Es verdad que el grado que me proponéis tiene muchas salidas y podría darme un excelente trabajo en el futuro».

Ahora viene la mala noticia: «Sin embargo, tras leer bien toda la programación didáctica, veo que es un grado que no me gustaría estudiar, por lo que mi expediente se resentiría, y tampoco es una profesión futura que me apetecería ejercer, así que haciendo este grado pasaría mucho tiempo de mi vida sufriendo. Por otra parte, el grado que a mí me gusta también tiene salidas y llegaría a trabajar de lo que es mi vocación; así que, aunque vuestra opinión es muy valiosa para mí y sé que solo buscáis favorecerme y hacerme la vida más fácil, creo de verdad que debo ceñirme a mi decisión»

Y la guinda: «Quiero que sepáis que sé que solo buscáis lo mejor para mí y que he tenido muy en cuenta vuestra propuesta. Os quiero mucho y estoy seguro de que cuando veáis los buenos resultados que obtengo en mis estudios, vais a estar más tranquilos y orgullosos».

Y listo. Un poco de mano izquierda, un poco de peloteo y otro poco de chantaje emocional y es muy probable que todo vaya bien, pero si no es el caso y se ponen muy cabezotas, podemos intentar llegar a un acuerdo como el de cambiar de carrera si suspendemos o estudiar dos grados en vez de un grado y un máster.

Nosotros conocemos a nuestros padres, seguro que sabremos cómo encontrar la mejor manera de que todos salgamos contentos en la negociación.

 

Escrito por  root

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