No hacer nada es importante. Aprendamos cómo

1 Ago 2021
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No hacer nada es importante. Aprendamos cómo

Aunque nuestros padres nos digan que no hacemos nada, no es verdad. Lo cierto es que se nos ha olvidado cómo no hacer nada y resulta que también es importante.

no hacer nada

Aprovechad el tiempo

En eTítulo siempre os damos consejos para que aprovechéis mejor el tiempo, para que rindáis también en vacaciones y para que saquéis adelante vuestros estudios con la mayor eficiencia posible, pero no hacer nada también es importante y ahora os vamos a contar por qué.

Vivir es actividad

El ritmo de vida es frenético desde que somos niños hasta que nos jubilamos. Siempre hay que hacer cosas, lo que sea, cuantas más, mejor. Hay que estudiar, ir a clase, ver a los amigos, leer, tener una pareja, pasar tiempo con la familia, ver las mil temporadas de la serie de moda, las películas de estreno, estar informado de las noticias de actualidad, ampliar nuestra cultura general, pasear por el campo, ir a la playa, hacer voluntariado, buscar un trabajo, trabajar, dormir 8 horas, comer bien, hacer deporte. Hay que aprender idiomas, colgar fotos y textos en las redes sociales, divertirse, llorar, ir al teatro, ver una exposición, encontrar la felicidad y comer en el restaurante ese que nos recomendó Pepe.

Vivir es hacer todo eso y, además, encontrar un momento para parar y no hacer nada, porque mientras todo se basa en realizar una actividad tras otra y llenar nuestro tiempo de contenido, se nos olvida que también debemos estar con nosotros mismos.

No hacer nada sí es productivo

Si nos privamos del estímulo del teléfono móvil, de las plataformas de contenido audiovisual, de charlar con alguien, de hacer cualquier cosa, ¿qué pasa entonces? Lo que suele pasar es que nos aburrimos y eso es porque no estamos acostumbrados a pasar tiempo de verdad con nosotros mismos. Pasamos por la vida sin tomarnos un tiempo para nosotros, para conocernos de verdad, para relajar la mente y dejar que nos lleve a cualquier parte que le apetezca.

No hacer nada es productivo porque al alejar cualquier estímulo externo nos obliga a dejarnos llevar por nuestra mente hasta donde ella quiera y eso a veces asusta, pero es necesario. La mente nos habla así: cuando estamos solos y no podemos acallar su voz con un millón de estímulos.

No hacer nada es creativo

Hay ideas que surgen del ruido, de la unión de varias mentes, de una inspiración visual, pero para que no se queden en ideas hay que pararse y pensar, hay que apartar el ruido de fondo y saber qué nos parecen en realidad. Cuando no hacemos nada y nada interfiere, podemos enfocarnos mucho mejor en desarrollar nuestra creatividad y así materializar esas ideas.

No hacer nada es incomodísimo

La sociedad no perdona la inactividad. Si decidimos pasar un rato de no hacer nada, nos sentimos como si fuésemos vagos, pero, como decíamos, ni siquiera cuando nos proponemos no hacer nada lo hacemos realmente. No «producir» nos hace sentir culpables y, sinceramente, la mayoría no sabemos ni cómo hacerlo. Todo está programado: el trabajo, el estudio, el ocio… Todo sigue el ritmo vertiginoso impuesto, pero si pensamos en otros animales con un lenguaje, cerebro y emociones complejas, como los delfines, no los imaginamos angustiados por nadar solos un rato. Los delfines se toman su tiempo para ellos mismos y nosotros parecemos haber perdido esa capacidad. Y no es que los delfines tengan más vida interior, es que los humanos no parecemos soportarnos a nosotros mismos.

No hacer nada es incómodo porque nos obliga a soportarnos, a entendernos y a conocernos y, muchas veces, lo que queremos proyectar al exterior no se corresponde con lo que somos realmente.

Vacaciones de no hacer nada

El verano es una estación perfecta para disfrutar y divertirse; para aprender y ser productivos también, pero hay tiempo de sobra para no hacer nada y os recomendamos que lo probéis. Hay que empezar poco a poco, no nos vaya a dar una depresión inducida por el aburrimiento y la inactividad, pero un ratito al día (aunque sean unos minutos) podríamos probar a no hacer nada.

Podemos empezar por cinco minutos a solas. Sin teléfono, sin música, sin televisión. Cinco minutos para pensar mirando al techo. Otra semana podríamos hacer 10 minutos o incluso 15. Poco a poco. Un ratito pequeño para dedicarlo a conocernos, a analizarnos y a pensar. Un ratito de desintoxicarse de las redes, para valorar los latidos de nuestro corazón, la cadencia de nuestra respiración y para pensar en lo que realmente queremos.

Todos oímos por todas partes eso de «quiérete a ti mismo», pero ¿cómo querer de verdad lo que no se conoce? Todo conlleva un esfuerzo y este merece la pena. Contadnos qué tal os funciona, estamos seguros de que vais a aprender mucho.

 

 

Escrito por  root

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