Coronavirus y clases a distancia: cómo afrontarlo

13 Mar 2020
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Coronavirus y clases a distancia: cómo afrontarlo

Se suspenden las clases y debemos permanecer encerrados en casa por un tiempo. Combatir el coronavirus y estudiar a distancia puede no ser tan malo.

coronavirus

Aún no estamos de vacaciones

En principio, tenemos ante nosotros 15 días de suspensión de clases, pero tal vez sean más. De hecho, puede hasta que el resto del curso se haga de esta manera y, acostumbrados como estamos la mayoría a las clases presenciales, este cambio nos puede desbaratar un poco el plan de estudios, pero no hay por qué alarmarse: solo hace falta cambiar un poco el chip.

Normalmente, que se suspendan las clases es sinónimo de vacaciones, pero en este caso, y aunque el cuerpo nos esté pidiendo fiesta y desconexión, lo cierto es que no es momento de vacaciones, sino de seguir estudiando y mantener la normalidad, porque el coronavirus no debería ser un motivo para perder el curso.

Estudiar a distancia tiene truco

Requiere cierta dosis de voluntad y de disciplina para arrancar, pero una vez que se pilla el truco, descubriremos que tiene sus ventajas. Hay una serie de pasos que resultan imprescindibles:

  1. Familiarizarse con la plataforma docente: El primer paso es entender bien cómo se usa la plataforma, dónde se colgarán los archivos, cómo debemos subir documentos o cómo participar en los chats.
  2. Que no falte nada del temario: Es el momento de revisar nuestros apuntes y consultar si tenemos todas las lecturas recomendadas y obligatorias. Lo primero que debemos hacer es ponernos en contacto con nuestros compañeros y profesores para comprobar que disponemos de todo el material.
  3. Organización: Tanto en el temario (por orden de importancia o dificultad, fechas de exámenes y entregas de trabajos controladas) como en saber cuánto tiempo debemos dedicar a cada materia. Habrá profesores que manden trabajos para estos días y otros que den las clases online dentro de un horario preestablecido. Debemos calcular cómo vamos a organizar todo esto.
  4. Horario: Ya que aún estamos dentro del curso, y para que no cambiemos nuestras rutinas, el horario que fijemos para estudiar debería ser el mismo que tenemos habitualmente de clases; así se nos hará más sencillo despegarnos un rato de Netflix. No debemos confiarnos; si no damos palo al agua, nuestras medias bajarán o suspenderemos y nos costará más conseguir nuestro eTítulo.
  5. Un pequeño esfuerzo extra: En vez de confiarnos y aflojar el ritmo, estudiar a distancia requiere que hagamos justo lo contrario, porque, al no asistir a clase, nos va a ser más difícil retener el temario que más tarde será materia de examen. Por eso, hay que esforzarse un poquito más y repasar a diario lo que corresponda aplicando distintas técnicas de estudio para que luego nos sea sencillo preparar los exámenes.

Momentos difíciles

El coronavirus o COVID-19 no es una gripe más, pero tampoco es una apocalipsis zombi (aunque los supermercados empiecen a parecerse a los de la película Guerra mundial Z). Estamos sin clase, somos jóvenes y tenemos ganas de salir y celebrar cualquier cosa, pero debemos ser solidarios y responsables.

A pesar de que la cultura circundante nos bombardee constantemente con mensajes individualistas, lo cierto es que, en estas situaciones (y en muchas otras), dependemos los unos de los otros más de lo que imaginamos. Con 20 años, infectarse de coronavirus no es grave. Uno puede pensar «¿por qué quedarme en casa si quiero ver a mis amigos? Total, este virus no me va a matar. Será como una gripe más». Y claro, en realidad tendría razón, porque los casos graves suelen darse en personas mayores o en aquellas que tienen patologías previas, pero ¿querrías contagiar a tus padres? ¿Querrías que por no perderte unas cuantas noches de fiesta tu abuela enfermase? Sí, suena muy dramático, pero solo hay que mirar las cifras de muertos y contagios para ver que este virus supone un gran riesgo para las personas mayores o de cualquier edad si están inmunodeprimidas, tratándose un cáncer, etc.

Las discotecas, bares y conciertos no van a desaparecer. Seguirán ahí cuando esto acabe, pero para que acabe pronto, todos tenemos que poner de nuestra parte.

Y si tu discoteca favorita aprovecha que no tienes clase para mandarte invitaciones a eventos, igual debería dejar de ser tu discoteca favorita porque, como decíamos, en una situación como esta, todos debemos arrimar el hombro.

Responsabilidad sí, pero no pánico

Ir al súper a arrasar con todo el papel higiénico no solo carece por completo de sentido, es que además es muy insolidario con el resto de los seres humanos que también tengan un aparato digestivo en funcionamiento. No se trata del fin del mundo, solo es un virus más, pero uno que se contagia mucho. Hay que confiar en que, si compramos con cabeza, el abastecimiento estará garantizado.

Por otra parte, la higiene es muy importante y debemos lavarnos las manos más a menudo, pero ni necesitamos ir a todas partes con una mascarilla ni tampoco tenemos por qué gastar toneladas de desinfectante de manos cuando tenemos acceso al jabón. Mantener la calma, actuar pensando en la prevención, estar bien informados y evitar los bulos y el sensacionalismo son las mejores maneras de afrontar esta crisis sanitaria.

¿Qué hago si me encuentro mal?

Si tenemos alguno de los síntomas asociados al coronavirus, debemos llamar a los teléfonos de información de nuestro país y, en principio, quedarnos en casa. Puede que pasemos esto como una gripe más, pues, ante los virus, solo cabe esperar y pasarlo. Los únicos medicamentos útiles (si no hay complicaciones) son aquellos que sirven para bajar la fiebre y reducir el malestar.

¿Cuándo debo acudir a urgencias?

Solo cuando tengamos dificultad respiratoria o fiebre persistente de más de 38 grados. Es importante entender que colapsar las urgencias es fatal para el sistema. El personal sanitario hace lo que puede y está esforzándose muchísimo en este caso (de hecho, muchos de los contagiados son precisamente ellos), pero no hay una médica, un enfermero y un auxiliar para cada persona y tampoco hay suficientes equipos para todos. Por eso es tan importante prevenir el contagio y, si se ha dado, actuar con cabeza. Las complicaciones derivadas del coronavirus se dan en torno al 20 % de los afectados, así que no hay por qué alarmarse al primer síntoma.

¿Y qué hago para no morir de aburrimiento?

Estas cosas son un fastidio, pero pasarlo mejor o peor depende casi completamente de nosotros. De cómo lo afrontemos psicológicamente. Si lo vemos como un fastidio y estamos buscando excusas para salir de casa, lo más probable es que lo llevemos fatal. Si lo vemos como una oportunidad para ponernos al día con cosas atrasadas, para empezar algún proyecto que teníamos pendiente o para disfrutar con la calma que habitualmente no tenemos para la lectura, seguro que lo llevaremos mucho mejor.

Es importante mantener un horario y no abandonarnos, porque si pasamos muchos días ociosos, acabaremos por hartarnos muy pronto. Podemos aprovechar para hacer algo de deporte en casa por las mañanas (hay vídeos en YouTube para todo), estudiar un rato en el horario habitual y luego podemos leer, hacer videochats con nuestros amigos, ver series y películas, aprender por fin a hacer punto de cruz o escribir ese relato que lleva tiempo rondándonos la cabeza. Da igual, el caso es mantenerse activos para que, al menos, podamos sacar provecho de esta pausa forzosa.

Escrito por  root

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