Redactar un trabajo académico y además hacerlo bien tiene sus trucos. Te contamos cómo cogerle el punto a este estilo narrativo.
El estilo académico
El mundo académico tiene su propio estilo. Por muy bien que se nos dé escribir relatos o poesía, por mucho éxito que tenga nuestro blog personal, redactar un trabajo académico puede parecernos dificilísimo si no estamos acostumbrados a hacerlo.
Redactar un trabajo académico es redactar un ensayo científico. Hay que dejar a un lado el argot y apostar por un lenguaje más técnico, pero siendo claros y sin alargar las frases demasiado o usar términos que desconocemos. Debe tener un estilo divulgativo y claridad. Las emociones se dejan a un lado y las opiniones personales (si es que las piden) deben estar bien fundamentadas y argumentadas.
Corrección
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que un trabajo académico jamás de los jamases puede tener un solo error ortográfico. Si dudamos con la ortografía o con el significado de una palabra, debemos consultarlo en la RAE, y si la duda es sobre el uso de una expresión, mejor consultar en la web de la Fundéu. Es importante que nos aseguremos bien y que pasemos el corrector del Word para que no se nos escape nada. Aun así, hay palabras mal puestas que el Word no corregirá, por ejemplo, si ponemos hay cuando queremos poner ahí, ambas palabras son correctas pero no si las usamos mal y puede que nuestra versión no lo vea. Por eso, si tenemos la posibilidad de dárselo a una tercera persona para que lo lea, mucho mejor; cuando somos nosotros los que hemos escrito el texto nos cuesta mucho más no hacer una lectura automática y leer lo que queremos que ponga en vez de lo que realmente pone.
Esquema guía
Lo primero que debemos hacer para redactar un trabajo académico es crear un esquema previo que contenga todo aquello que queremos decir. Este esquema incluirá cada uno de los apartados que vayamos a tratar, las referencias bibliográficas que van en cada apartado, el cierre o conclusión si lo tenemos y las anotaciones que se nos ocurran sobre la marcha. Muchas veces, mientras escribimos algo, nos vienen a la cabeza ideas que pueden ser útiles para más adelante, llegamos a alguna conclusión interesante o nos acordamos de que tenemos que consultar algo. Esas cosas son las que debemos ir anotando en nuestro esquema para que no se nos olviden (es mejor que esté escrito a mano para que podamos tenerlo al lado del ordenador y así poder consultarlo cuando lo necesitemos).
Terminología
Cada saber humano tiene su propia terminología y es bueno que nos acostumbremos a usarla y a entenderla, pero, ojo, hay que usarla bien y solo cuando sea preciso. Si al redactar un trabajo académico queremos parecer más cultos de lo que somos, se notará. Por eso es importante que nos familiaricemos con estas palabras poco a poco y que busquemos bien su significado antes de empezar a poner cosas que no entendemos del todo. Además, el hecho de que en nuestra materia se use a menudo una palabra no significa que debamos usarla todo el rato; para que la redacción sea correcta y se lea bien hay que utilizar sinónimos.
Citas
En la redacción de un trabajo académico es importante cuidar mucho las citas que vamos a emplear. Citar correctamente es vital si no queremos que los profesores detecten plagios en el texto. Además, a la hora de enumerar nuestras conclusiones, ya hemos dicho que es necesario que estén bien argumentadas, así que las citas tendrán en esto un papel importante. No es lo mismo decir «creo que aprendemos mejor con el ejemplo que nos dan que con las palabras que nos dicen» que decir «como aseguraba Albert Bandura en su teoría sobre el aprendizaje social (Bandura, 1977), adquirimos conductas a través de la observación».
Errores comunes
Además de los errores ortográficos y de puntuación, también es común que tengamos errores en la forma de redactar. Es importante que usemos frases cortas y que el texto no quede enrevesado. Debemos escribir de forma sencilla y pensando en el lector. El hecho de que hayamos leído textos académicos indescifrables una y otra vez no significa que estén bien escritos o que haya que escribir así. La escritura es una forma de comunicación y debe trasmitir su mensaje lo más directamente posible.
Tampoco debemos usar «el mismo» en sentido anafórico, porque aunque lo hagan nuestros profesores, no está bien hecho. Lo mismo pasa con la expresión «en base a» que debe sustituirse por «con base en». Hay que poner puntos y aparte para que el texto respire, evitar los gerundios lo máximo posible (sobre todo, el gerundio de posterioridad) y no dar vueltas sobre la misma idea una y otra vez.
Como cualquier otra cosa, redactar un trabajo académico será más fácil cuando hayamos practicado y, mientras nos sacamos nuestro eTítulo, vamos a practicar un montón nos guste o no, así que mejor tomárselo con filosofía.