Si quieres hacer un buen trabajo en grupo, lee esto

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Disfrutar del proceso de hacer un trabajo académico en grupo suele depender de tres factores: lo interesante que sea el tema, el tiempo del que dispongamos para hacerlo y la relación con los otros miembros del equipo.

Trabajo de grupo

Temas interesantes

A veces somos nosotros quienes elegimos sobre qué vamos a hablar en un trabajo en grupo y nos aseguramos de buscar los temas que más nos gustan, pero en otras ocasiones los contenidos vienen impuestos de antemano y no nos gustan nada. Si este es el caso, tenemos dos opciones: o fastidiarnos y hacer un trabajo que nos aburra o tratar de enfocarlo hacia algo que nos resulte entretenido.

Usa tu creatividad para darle una vuelta de tuerca al trabajo y conseguirás hacer algo distinto al resto. Así, además de disfrutar durante el proceso, te ganarás al profesor, lo que se reflejará positivamente en tu trabajo y en tu nota.

Tómate tu tiempo

Por muy apasionante que sea el tema de nuestro trabajo en grupo, si lo hacemos a toda velocidad el día antes de tener que entregarlo, nos resultará insufrible. Ponerse a escribir páginas y páginas la noche previa, el agobio de que se acaba el plazo y no queda bien, carecer de tiempo para que resulte como querías, etc. son situaciones que te hacen odiar el proceso de un trabajo académico.

Es imprescindible que te tomes tu tiempo y que no lo dejes para última hora, y si es necesario, divide las tareas entre los miembros del grupo y así ninguno se saturará.

Todo trabajo es un proceso de investigación que debería disfrutarse, pero sin el tiempo necesario, se convierte en copiar sin pensar las investigaciones de otros. Así no aprenderemos nada; habrá sido necesario para aprobar, pero inútil para nuestro aprendizaje. Y aburrido, muy aburrido.

Forma un buen equipo

Lo normal es que tendamos a juntarnos con las personas que mejor nos caen de la clase, con nuestro grupo de amigos. Y eso está bien: trabajar en compañía de personas que nos resultan agradables siempre es mejor que hacerlo rodeados de gente que nos parece insoportable, pero, como casi todo, puede tener su lado malo. Estas son las situaciones que suelen darse con los amigos:

  • Abusan de la confianza y dejan que otros hagan el trabajo por ellos.
  • Nos distraen demasiado y el trabajo se eterniza.
  • La tensión, el estrés, la diferencia de criterios, la intolerancia… provoca discusiones.

Todo lo anterior puede provocar que acabemos enfadándonos justamente con quien no queríamos enfadarnos. ¿Habéis oído eso de que la confianza da asco? Pues, eso.

Un buen equipo de trabajo debería estar formado por compañeros con un trato cordial o de amistad, pero que sean todos igual de responsables. Si un compañero resulta un lastre para el trabajo, no lo metas en tu equipo o haz un buen reparto de tareas si no tienes más remedio que incluirlo. A veces no se trata de que todos hagamos lo mismo, sino de que cada uno haga aquello que se le da mejor: hay personas que son estupendas para recopilar información útil, otras escriben rápido y bien, otras tienen un don para las entrevistas cara a cara, otras maquetan los trabajos de maravilla, otras son creativas a la hora de buscar argumentos nuevos, etc. Si conseguimos que cada miembro del grupo haga aquello que mejor se le da, todos estaremos más relajados y haremos mejor la parte que nos corresponde. Cada habilidad es valiosa y no debemos priorizar unas sobre otras, sino saber aprovecharlas todas.

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