¿Qué carrera escojo?

¿Qué carrera escojo?

Las motivaciones pueden ser muy variadas, desde la vocación hasta la conveniencia, desde la tradición familiar a la rebeldía; sea el motivo que sea, la decisión es tuya.

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Es la carrera de mis sueños

Si a pesar de la reticencia de tus padres, las miradas de estupor de tu pareja o las carcajadas de los amigos, tienes claro que tu sueño en la vida es ser proctólogo, no te lo pienses más. Tener una vocación es un gran privilegio. Si eres de esos afortunados que saben lo que quieren de sus estudios y de su futura profesión, no dejes que nada ni nadie te desvíe de tu camino. Las personas que pueden permitirse estudiar y posteriormente trabajar de aquello que les apasiona son más felices que las demás. Es un hecho.

Grandes salidas profesionales

Si lo que te mueve es la ambición y sueñas con empezar a nadar en billetes de aquí a unos años o, más difícil todavía, con tener un empleo digno y estable, de 8 a 15, con tus pagas extras, tus días de asuntos propios y tu mes pagado de vacaciones y no notas ninguna inclinación romántica hacia el arte, la poesía, la filosofía o cualquiera de las otras maravillosas materias que nuestra sociedad no valora en su justa medida, entonces puedes inclinarte por una carrera que te conduzca hacia tu meta. Busca la que más te guste y esfuérzate para que todo te salga como quieres y puedas tener el trabajo al que aspiras.

Dudo entre varias

A veces, nos gustan unas asignaturas de una carrera y otras de otra. O nos encantan las salidas profesionales de una, pero nos resulta más entretenido el temario de otra, o simplemente nos cuesta decidir entre dos que nos interesan en todos los sentidos, ¿qué hacemos?

Sí, lo de hacer una lista de pros y contras está muy visto, pero funciona. Vamos a tener que sentarnos a reflexionar y tomar una decisión cuanto antes, pero no debe ser una decisión a la ligera ni influida por entes externos llamados “Tía-métete-en-mi-clase-que-mola-mucho” o “Hijo-nosotros-sabemos-lo-que-es-mejor-para-ti” o “Cariño-nos-lo-vamos-a-pasar-guay-yendo-juntos-a-clase”. Esta es tu decisión. Hasta ahora, en muchos temas, tus padres o la presión social ejercida por tu entorno ha encarrilado o dirigido tu manera de actuar, pero este es el momento de escucharse a uno mismo y ser un adulto independiente por primera vez. Piensa en lo que quieres, lo que te conviene, lo que te gusta y piénsalo todo desde una óptica amplia, porque tendrás que tener en cuenta no solo el presente o el año que viene, sino también la persona que serás en el futuro, tu profesión, tu estabilidad, si viajarás o no, si quieres vivir en otro país o quedarte en el tuyo, si aspiras a investigar o a crear, etc. Te mereces una buena charla contigo mismo para aclararte las ideas y seguro que, en tu interior, lo tienes más claro de lo que crees.

Motivos erróneos para escoger una carrera

Si tu bisabuela quiso ser médica y no se lo permitieron por ser mujer, tu abuela fue médica, tu madre es médica y toda tu familia te pone ojitos tiernos cada vez que sale el tema de tus estudios, pero lo que a ti te gusta es la filología árabe o cualquier otra cosa lo más lejos posible de la medicina, gracias, entonces tendrás que enfrentarte a la familia, a la tradición y a lo que sea para elegir tu propio camino. La última palabra es tuya, no lo dudes.

Si tooodos tus amigos se han metido a hacer filosofía pero a ti te resbala el pensamiento de Aristóteles y lo que quieres es hacer química, no cedas. En la nueva carrera conocerás a más amigos y a los de siempre puedes verlos al salir de clase. No hay una manera mejor de acabar con las amistades que guardarles rencor por obligarte a sufrir interminables horas de charlas sobre Ernst Jünger si no te interesa en absoluto.

Si la nota de selectividad te corta el rollo y no hay otra carrera que te guste igual que la que querías, recupera. Puedes volverte a presentar y subir nota. ¿Qué son unos meses más de espera en comparación con cuatro años haciendo algo que no te gusta? Solo tienes que esforzarte un poco más a la siguiente.

Sin presiones

Decidas lo que decidas, no te agobies. A menudo, algo que escogemos con ilusión puede decepcionarnos con el tiempo y los estudios no son distintos. Esto no significa que no debas tener perseverancia o que te desinfles al primer contratiempo, lo que significa es que te puedes equivocar, no se va a acabar el mundo. Solo tienes que cambiar al año que viene y aprovechar todo lo que aprendas mientras esperas el cambio. Seguro que a la siguiente va la vencida.

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