Cómo sobrevivir a la Navidad y disfrutarla

Cómo sobrevivir a la Navidad y disfrutarla

Las reuniones familiares pueden ser muy estresantes, pero poniendo un poco de nuestra parte, podemos conseguir que todo sea más llevadero.

navidad

Mentalízate

Las reuniones familiares nunca son como se supone que deberían ser. En cualquier familia siempre hay algún miembro que nadie soporta, uno que cuenta demasiados chistes, uno que solo habla de fútbol o política y discute con el resto, alguno que solo quiere ver la tele, el que hace demasiado y el que no hace nada… En fin, qué os vamos a contar que no sepáis. El problema es que la Navidad genera unas altas expectativas que casi nunca se van a cumplir y todo el mundo está obligado a intentar interpretar un papel dentro de una familia modelo que solo existe en la ficción, por lo que se genera una gran cantidad de estrés que provoca que el miembro que nadie soporta sea aún más insoportable de lo normal, el que cuenta chistes esté en plan festival del humor, que el que habla de fútbol o política esté especialmente beligerante, etc. Por eso, porque no vivimos en una teleserie de los años 50, lo mejor es mentalizarse de lo que se nos viene encima, que seguramente será estresante, que incluso puede ser aburrido, que puede que haya gente que se moleste o que discuta y que la comida, por muy buena que esté, nos va a dejar una sensación en el estómago de haber tragado piedras, pero que en el peor de los casos son solo unas cuantas comidas y cenas rodeados de toda esa gente tan imperfecta como nosotros que nos ha tocado como familia.

Colabora

Trata de ayudar con la comida o con la colocación y recogida de la mesa. Puedes aportar tus propios platos al menú o hacer de pinche, pero si reduces la carga de los cocineros, la cosa irá más fluida y tú te sentirás más cómodo. Además, cuando haya un momento tenso o aburrido del que quieras huir, siempre puedes escaparte a la cocina a buscar algo que hacer.

Evita los temas escabrosos

Si no quieres ponerte a pelear con todo el mundo, mejor deja las conversaciones que toquen temas espinosos para ocasiones menos claustrofóbicas. Si te empiezan a interrogar sobre los estudios de malas formas, puedes recordar tranquilamente que en la mesa no se habla de trabajo y desviar el tema hacia otros lugares más agradables (no es mala idea tener algo listo bajo la manga)

No te pases con el alcohol

Aunque sea un día de permisividad familiar, no intentes ahogar el agobio en vaso tras vaso de bebidas espirituosas, puedes perder el control y acabar liándola parda. Piensa que si ya es difícil no mandar a paseo al marido de tu prima estando sobrio cuando se mete “cariñosamente” contigo, imagina lo que puede pasar si has abusado del champán. Además, si después de la cena tienes pensado ir a algún sitio, más vale que puedas coger el coche y no termines atrapado en casa sin poder salir y aguantando al marido de tu prima hasta las tantas.

Trata de participar

Es posible que tengas ganas de meterte en tu cuarto y pasar de todo, pero lo mejor es que hagas por integrarte y por facilitar las cosas para todos. Si ves que se está haciendo aburrido o si la situación se está desmadrando, propón actividades, juegos o temas de conversación. Recuerda que solo son unos días y que después las aguas volverán a su cauce. Una familia solo es un conjunto de personas distintas a las que les ha tocado aguantarse y quererse estén de acuerdo con ello o no. Si tratamos de ser tolerantes, de no juzgar y de demostrar nuestro cariño, seguramente recibamos lo mismo y pasemos unas fiestas mucho más agradables.

¡Felices fiestas a tod@s!

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