¿Cómo puedes ayudar a alguien que está de exámenes?

¿Cómo puedes ayudar a alguien que está de exámenes?

Los exámenes suponen un enorme desgaste físico y psicológico para los estudiantes. Si convives con un estudiante, ya sea de tu familia, tu pareja o tu amigo, tienes la posibilidad de echarle una mano y hacerle más fácil todo el proceso. ¿Te apuntas?

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Concentración

Una persona que tiene que pasarse varias horas al día tratando de aprenderse el extensísimo temario de cada asignatura universitaria necesita, sobre todo, concentración. No hay nada más frustrante que tirarse diez horas delante de un libro y no ser capaz de enterarse de nada porque tienes la cabeza en otro lado o porque ciertos ruidos no te dejan centrarte. Si convives con alguien que se encuentra inmerso en este proceso, escucha la música con cascos, no te pongas a pasar el aspirador a cualquier hora, mantén tus conversaciones por teléfono en un tono moderado e interrúmpele lo menos posible. No se trata de andar por tu propia casa como si estuvieras en misa, pero sí de mostrar solidaridad y ser consciente de las necesidades del otro.

Alimentación

Durante este periodo, se produce un gran desgaste físico y psicológico que hay que tratar con una buena alimentación. Es normal que a causa de los nervios y el aburrimiento se produzca un hambre tóxica que nos haga amar las bolsas de patatas fritas y los bollos de chocolate en cantidades industriales, pero eso en realidad es perjudicial para nuestra salud y la acumulación de grasas saturadas nos genera más cansancio y merma nuestra capacidad de concentración y de memorizar. Si quieres ser el mejor compañero del mundo, sería un momento genial para que te encargaras de las comidas, lo que le ahorra tiempo al que estudia y le obliga a comer medianamente bien. Lo ideal es que se hagan cinco o seis comidas diarias ligeras en las que se incluyan alimentos ricos en vitaminas (verduras, ensaladas, frutas) y proteínas no muy pesadas como el huevo (que contiene colina y ayuda a la sinapsis neuronal), el pollo o el pescado azul. El brócoli y la coliflor son muy recomendables porque estimulan la creación de neurotransmisores relacionados con la memoria o el aprendizaje, pero es probable que prefiera que se los coma Rita. Y en el tema de picar entre horas, hay que convencerlo para que sustituya las patatas fritas por almendras crudas, que están buenísimas y además contienen  fenilalanina y riboflevina que son muy buenas para la memoria. Los refrescos deberían sustituirse por zumos de frutas naturales y los mil cafés hay que reducirlos o cambiarlos por té verde que también es estimulante pero menos dañino. El hecho de comer cinco o seis veces reducirá su ansiedad y las visitas a la nevera, pero como son comidas ligeras, tampoco sentirá el odioso sopor de después de comer.

Problemas cotidianos

A los exámenes y todos sus agobios hay que sumar los problemas cotidianos que siempre se tienen: que si el recibo de la luz va tarde, que hay que ir a hacer no se qué papel a no sé dónde, que si el casero quiere pasarse a comprobar la caldera, que si la abuela fuma… Si quieres ayudar a un estudiante en apuros, evítale este tipo de asuntos hasta que termine. Cualquier cosa que sea «hay que ir a», «urge hacer», «tenemos un problema con», etc. que no sea absolutamente imprescindible que el estudiante sepa o no se pueda resolver sin él, no se lo cuentes. Lo ideal sería que durante ese tiempo, su única preocupación fuesen los exámenes (que bastante son por sí solos).

Estrés

Hay estudiantes que lo llevan bien, otros mal y otros terriblemente fatal. Sé comprensivo y apoya al tuyo. Al tiempo que le alientas con palabras de confianza en sus posibilidades y su capacidad, recuérdale de vez en cuando que suspender un examen no es el fin del mundo, que poniéndose nervioso y teniendo pensamientos negativos no va a conseguir absolutamente nada. Es esencial que reduzca su estrés lo máximo posible; si lo conoces bien, sabrás cómo ayudarlo.

Preguntar la lección

Una de las maneras más prácticas de ayudar a alguien que está de exámenes es dejar que te explique lo que ha estudiado o coger los apuntes e ir preguntándole la lección. Sí, para ti puede ser realmente aburrido y desesperante, pero si de verdad quieres ayudar, esta es la mejor técnica de estudio. Es muy difícil estar seguros de que sabemos algo hasta que no se lo hemos contado a otra persona. De esa forma, al ponerlo con nuestras palabras y explicarlo, el cerebro realiza las últimas conexiones que necesitaba para retener la información y además refuerza la confianza cara al examen, por lo que elimina estrés y nos permite centrarnos objetivamente en repasar las partes que llevamos más flojas. Para ti que quieres ayudar, puede ser extenuante estar oyendo durante horas cosas que no te interesan o no comprendes, pero si puedes aguantar, te habrás ganado el cielo.

Comprensión

Puede que te desesperes, que estés harto y deseando que termine, puede que él esté irascible, que no veas que te agradece suficientemente tus esfuerzos o que no soportas más estar pendiente de otra persona que se pasa el día angustiada. No desesperes, recuerda que es temporal, pero además no tengas miedo de tomarte ratos para ti mismo o de decir que no cuando lo necesites. No eres el esclavo de nadie, solo hay ayudar con lo que puedas y quieras, no dejando tu vida aparte porque otro tenga exámenes. Eso sí, intenta ser comprensivo y entender que la otra persona está sometida a mucho estrés y frustración, por lo que quizá se encuentre un poco intratable. Cuando todo acabe, seguro que te lo agradecerá infinitamente y tratará de compensar tus esfuerzos. Paciencia.

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